Un breve pero emotivo audiovisual de 6 minutos de duración, realizado en las inmediaciones de la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas, adonde acudieron cientos de estadounidenses y latinos, a expresar sus sentimientos de pesar por la desaparición física del líder de la Revolución cubana y los 47 minutos de la entrevista concedida por Ernesto Che Guevara a la periodista norteamericana Lisa Howard serán las propuestas de la Mesa Redonda de hoy.

Lucía Lucinda Dinorah Betancourt Montenegro, de 85 años fue durante más de medio siglo la bordadora de las charreteras del Comandante en Jefe Fidel Castro. Su hermana Raquel Betancourt Montenegro, de 83 años, única familia directa que vive, ha sido su auxiliar inseparable, testigo y protectora de una historia singular.

Como una estrella que ilumina el camino de la Revolución cubana sigue estando presente el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara. Este 2017 cuando se cumplen 50 años de su caída en combate y se conmemora el XX aniversario de la llegada de sus restos a Cuba, la Mesa Redonda visita Santa Clara para hablarnos de su impronta y del paso triunfal de una caravana victoriosa que coronó los sueños de justicia y dignidad para el pueblo cubano.

Cuando aquella ola humana se alzó en la Plaza en la noche del 29 de noviembre con las banderas sobre las lágrimas suspendidas en la emoción heroica del pueblo, no imaginamos que en el breve diálogo de Nicaragua y Cuba, vendría una respuesta mayor a los sentimientos heridos y al mundo.

Los muertos no son más que semillas, y morir bien es el único modo seguro de continuar viviendo, escribió Martí en el Periódico Patria el 30 de abril de 1892. Morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve. En Cuba, pues quién vive más que Céspedes, que Ignacio Agramonte. Vale y vivirás. Sirve y vivirás. Ama y vivirás.

De Fidel podría decirse las misma palabras con las que calificó Martí al venezolano Cecilio Acosta: Esto fue el hombre en junto, pos vio y previo, amó, supo y creo. Limpió de obstáculos la vía, puso luces; vio por sí mismo señaló nuevos rumbos. Le sedujo lo bello, lo enamoró lo perfecto. Se consagró a lo útil. Habló con singular maestría, gracia y decoro. Pensó con singular viveza, fuerza y justicia. Sirvió a la tierra y amó al cielo, quiso a los hombres y a su honra. Se hermanó con los pueblos y se hizo amar de ellos.