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Abundio y Teté: dos cubanos que han obrado la excepcionalidad (+Fotos y Video)

Publicado el 27 mayo 2016 en Mesa Redonda,En Persona,Sociedad

Abundio Sánchez, trabajador agrícola espirituano capaz de producir él sólo tanto como una brigada de hombres, fue el invitado de esta emisión de la Mesa Redonda Historias de Vida.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda [1]

La historia de vida de Abundio Sánchez Varona, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, tiene como telón de fondo una tonada campesina, la misma que sus manos nacidas para el surco tocan con la belleza extraordinaria de un alma natural que le sabe al monte todos sus secretos.

“Nací en el Guineo. Eso pertenece a Cabaiguán. Pero mi finca está acá en Sancti Spíritus, aunque haya que caminar unos 5 kilómetros pa adentro.

“Los viejos de antes le ponían el nombre a sus hijos por el santoral. Pero yo, sacando la cuenta, creo que he tenido el nombre bien puesto, porque la naturaleza me dio abundancia de fuerza. Fui el primer Vanguardia nacional del Sindicato agropecuario, y lo fui 28 años, chapeando potreros y cañas.

“Mis otros hermanos tienen nombres bonitos: Tomás, Juan Mata, Mariano… Somos 9 hermanos, siete varones seguidos y después vino la hembra, jimagua con un varón. Toda una vida fuimos del campo. Desde muy temprano empezamos a trabajar, porque tuvimos que pulirla. No teníamos tierra. Ahora sí tenemos demasiada.

“Yo tenía 15 años cuando pasó el Che por ahí con su tropa. Pero en ese momento era muy jovencito. Después sí me unía a la lucha. Estaba en Gavilanes trabajando, bajé y estaban alistando para la lucha contra bandidos. Y les dije que me pusieran a mí y a un hermano, que a él le gustaban las armas también. Nos fuimos cerquita de Trinidad. Después estuve en Camagüey, porque toda esa parte de Florida y Chambas estaba infestá. En Matanzas los Campitos dieron mucho trabajo también. Duró cinco años esa lucha, pero los arrancamos de raíz.

“Yo quería hacer algo, porque tenía mucha fuerza. Y al regreso me puse a sacar yucas, y  me destacaba. Había quien ponía una estaca y una soguita pa sacarla, pero yo podía hacerlo con las dos manos. Les hago una anécdota, cuando saqué 40 y pico de quintales en un día, vino un muchacho preocupado porque yo estaba ganando mucho y la norma eran 8 o 10 quintales, y yo hacía la norma de cuatro hombres. Pero le dije, si cambias la norma los otros se mueren de hambre. Entonces le propuse hacer una prueba, si sacaba un cangre de yuca yo me dejaba hacer la observación. Y qué va, no pudo, se le cayeron los lapiceros… y le dije que esto era para hombres.

“Conocí personalmente a Fidel en la 5ta. Plenaria de ganadería. Voy pa allá, pero qué sabía yo que me iban a dar un trofeo. Y Fidel me preguntó: Qué hiciste para ganar, y yo le contesto con las palabras que a él le gustan. Era por segunda vez Vanguardia nacional. Eso fue en el 75. Después no me quería soltar conversando.

“La segunda vez también fue una sorpresa. Me llevan pa La Habana. Era el 1ro. de mayo, estábamos de fiesta. Era para ponernos la estrella de oro. Yo llevaba todas las medallas. No las he contao, pero es un medallero grande. Son unas cuantas. Me dice Fidel: Pero dónde le pongo esta, si ya no te cabe una, y le digo: Comandante, aquí en el corazón, y se le salió la sonrisa.

“La tercera vez dijo: No tuvieron un 26 de julio, pero sí un 28 de septiembre. Y cuando le hago entrega del Premio del Barrio me dijo que tenía que regresar con él. Ahora lo tengo guardado, y cuidado.

“Durante la experiencia en Angola, ellos allá nos veían como que si no nos entraban las balas, y los enseñamos a que tenían que cuidarnos en las emboscadas. Hoy el gobierno es muy bueno. En este momento Angola es rica. Estuve un año allá y luego vine de vuelta al campo. De ahí pa acá fue cuando me hice un machetero de gran productividad. Yo estoy seguro que no tuve rivales en la provincia. No le he escuchado decir a nadie que cortó 4 carretas de caña en una jornada.

“Después emulé para el carro. Yo tenía un carro que me gané con un machete en la mano. Esas manos están preparadas, dejan dos días de trabajar y se ponen frías.

“Tuve 7 hijos. Hay 5 hembras.

“No me gusta hablar de estas cosas. Pero había muchachitos que tenían que recorrer un tramo largo porque no alcanzaban las aulas. Podía hacer ese aporte. Rápidamente veo maderita, y pregunté qué iban a hacer con eso. Me surgió de ahora pa ahorita, y dije que iba a hacer una donación, que me la iban a aceptar porque era del resultado de estas dos manos, e hice dos aulas.

“Déjame decirte, estoy sembrando café, plátano, aguacate. El café da trabajo, pero después que se hace grande la mata es solo una chapeita al año. Me da pena que haya que importar café de Vietnam. Antes habían muchos cafetales en el Salto de Hanabanilla, en este lugar donde yo nací, Guineo, en Gavilanes, en Pedrero… no puedo creer que haya que comprarlo ahora.

“El agua la traigo por medio de cañaverales. Ahorita tengo calabaza. Son manantiales potentes, naturales. Yo prefiero el agua del manantial.

“Hay un ahorro ahí pa no pasar necesidad. Tengo un hermano, te estaba contando, que es un buey. Después dicen que pongo gente a trabajar y yo no lo hago, por eso con el hermano mío es a la mitad. Yo me voy a morir trabajando, yo soy Héroe del Trabajo, yo termino así.

“Yo vivo hace 31 años en La Sierra, que es una comunidad que crearon para los que vinieron de la lucha contra bandidos. Eso es histórico. El 27 de noviembre del 61, el Comandante nos visitó. La gente me pedía que tocara la guitarra cuando se iba la luz, ya no se va. Mi mujer, Virgen María, es camagüeyana, tiene un nombre bonito, ella también canta su cancioncita.

“Todo el mundo me quiere y me respeta, porque yo me lo he ganao, como en tres ocasiones darle la mano al Comandante, o esto que yo he aportado a la sociedad, porque llevamos tiempo produciendo”.

Abundio Sánchez conversa con la periodista y moderadora de la Mesa Redonda, Arleen Rodríguez.

"Fui el primer Vanguardia nacional del Sindicato agropecuario, y lo fui 28 años, chapeando potreros y cañas", contó en la Mesa Redonda..

La vida de Teté

Esther “Teté” La O Ochoa han enaltecido también con la suya la obra de la Revolución Cubana. Lleva 24 años como directora, de los 27 que lleva de creada la Escuela Especial Solidaridad con Panamá, única de su tipo en el país que atiende a niños con discapacidades físicomotoras.

“Los logros que los niños alcanzan más que nuestros, son de los muchachos míos. Ellos buscan la manera de hacerlo.

“Cuando nos proponen la dirección de la escuela, era directora de una escuela de niños con incapacidad intelectual. Y un dirigente no nace, se forma. Eso me pasó a mí. Al principio me encerraba a llorar cuando veía a los niños sentados en sillas de ruedas, y me dije, qué hago yo aquí. Luego la vida te va enseñando que ellos buscan la manera de crecerse.

“Empezamos dándonos tropezones. Pero de los errores se sacan experiencias, y aprendimos en la práctica y leímos libros de los soviéticos, y lo poquito que nos llegaba de otros países, porque por el bloqueo apenas teníamos referencia de cómo era este tipo de enseñanzas. Pero fuimos echando la escuela para adelante.

“La idea de este centro surgió en el año 86, cuando en el Congreso de la Aclifim se hizo la propuesta de hacer una escuela como esta y en el 89 se inaugura por Fidel. Ese fue un momento cumbre, que tuvimos el placer de vivir. Ese año se inauguraron varias escuelas, pero Fidel escogió la nuestra, por ser la única que existe en el país.  Y la escuela se ha convertido en un centro sicopedagógico.

“Nací el primero de enero de 1959. Soy guajira de la Sierra Maestra, y donde he llegado es gracias a la Revolución. Quise ser maestra por la maestra que tuve. En el año 61 me incorporé a la Campaña de Alfabetización, y en el 62 quise por examen de oposición ser maestra.

“Como yo le había prometido a mi bisabuela que iba a ser maestra,  me incorporé a la formación de maestros Makárenko. Yo me dije: tengo que subir el Pico Turquino, estuve en Minas de Matahambre, en Tarará y en Topes de Collantes, pero solo un año de dos, porque se volvió cíclico el problema de la falta de maestros en la capital. Vine a hacer prácticas docentes acá, y dábamos clases por el día.

“La formación de los maestros Makárenko fue dura, pero pienso que a ninguno nos sobró la disciplina. Yo no soporto la indisciplina y la desorganización, y creo que eso se lo debo a la formación que tuve.

“Yo digo que tuvimos como momentos cumbres la inauguración por Fidel y la carta que él nos envió cuando el centro cumplió diez años, el 16 de diciembre de 1999. Pero me gusta  el trabajo en sistema, y que todos los días los niños sean felices, que los trabajadores den buenas clases… Pienso que todos los días deben ser hermosos. Tengo niños desde Caimanera hasta el Cabo de San Antonio, y los fines de semana los llevamos a diferentes lugares, y contribuimos para que los niños puedan disfrutar. El Estado nos suministra lo suficiente. Tenemos el hospital Julito Díaz, donde reciben rehabilitación por largo tiempo. Y uno de los momentos más especiales son los 15, que los celebramos todos los años. Así tenemos que hacer que todos los días de la escuela sean cumbres”.


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