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Encuentro en Cinco Palmas: Las razones de la fe

Publicado el 19 diciembre 2016 en Mesa Redonda,Política,Temas Nacionales

Por Manuel Alejandro Hernández

El espacio televisivo Mesa Redonda del pasado viernes 16 de diciembre abordó un episodio de la historia Patria desde la misma historia y para ello se realizó en transmisión especial titulada Cinco palmas: convicción de victoria desde el telecentro provincial de Granma, Crisol de la Nacionalidad Cubana (CNC). Edición especial también dedicada al 17 aniversario de la creación de las Mesas Redondas.

Participaron en esta emisión los invitados Carlos Enrique Rodríguez Lora, Vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí en la filial de la Provincia de Granma y quien además fuera historiador de la ciudad de Bayamo; Daniel Aldo Naranjo Tamayo, Presidente de la Unión de Historiadores en el mismo territorio; y Alberto Debs Cardellá, Historiador de Niquero.

También estuvieron presentes como invitados Federico Hernández Hernández, Miembro del Comité Central del Partido y Primer Secretario en Granma, y Manuel Santiago Sobrino Martínez, Presidente de la Asamblea del Poder Popular en la misma provincia.

Cinco Palmas fue el lugar de encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro con su hermano Raúl, actual Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, luego de la dispersión ocurrida después del desembarco del Yate Granma. Hasta la provincia de Granma, que debe su nombre a aquel acontecimiento del 2 de diciembre de 1956, llegó el equipo de la Mesa para contar la historia desde la casa de la historia.

¿Por qué es tan importante el encuentro que se produce el 18 de diciembre de 1956 en el lugar que hoy se conoce como Cinco Palmas?

Este lugar está marcado por la famosa frase de Fidel que como una profecía parecía cosa de locos: “Ahora sí ganamos la guerra”. ¿Con 8 hombres? ¿Con siete fusiles?

Para Alberto Debs Cardellá, Historiador de Niquero, la visión de condiciones creadas y no creadas para iniciar la guerra tiene un “pero”, pues realmente no estaban creadas las condiciones pero “si existía un grupo de jóvenes dispuestos a entregar su vida para cambiar el sistema que estaba imperando en Cuba.

“En 1955 en Niquero se funda una célula del M-26-7 y estaba al frente del mismo Ysler Leyva Reyes. Al fundarse se comienzan a hacer prácticas de tiro en los cayos, ejercicios de arrastre y otras tácticas militares. Esto se intensifica después de la primera visita que realiza Frank País a Niquero en enero de 1956. Frank se mostró preocupado por la disponibilidad que existía en Niquero y se dio cuenta de que el armamento era insuficiente. Por ello manda un fusil M1 para que se practicaran tiro y arme y desame del equipo.

“De Niquero parte Frank hasta Pilón para conocer a Celia Sánchez. Manolo Hechavarría le habló sobre las cualidades de esa mujer y se mostró interesado en conocerla. Fue hasta Pilón y luego de conocerla la deja como la máxima responsable del comité de recepción en toda la zona de Manzanillo, Campechuela y Niquero.

“En 1956, en noviembre 28 va junto con Rafael Fonseca a conversar con Frank País. Al llegar se topa con un hervidero en la ciudad de Santiago, porque los estudiantes estaban conmemorando un aniversario más del fusilamiento de los estudiantes de medicina. Ese mismo día en horas de la tarde Frank les ordenó el urgente retorno pues se esperaba una gran acción y que la zona del Guacanayabo era fundamental. Pero además le hizo hincapié en que en esa zona no se podía realizar ninguna acción que atrajera al ejército hacia allá. Muy pocos en Cuba conocían que Fidel venía en camino.

Palabras del libro El retorno anunciado: Solo Crecencio Pérez, sus hijos y algunos habitantes de la zona quedaron a cargo de prestar ayuda al desembarco si se producía por ese sector, a penas sin vehículos ni medios, las células de Campechuela y Niquero que fueron movilizadas para esperar por armas que debían llegar para acciones fueron desactivadas. La información del inminente arribo de la expedición fue, como es natural en las normas clandestinas, compartimentada y no conocida por los campesinos de la región. En contra de la generalizada tendencia historiográfica, simplificar los hechos de nuestra guerra de liberación dejando a un lado la complejidad y exigencia de un proceso rico en matices y contradicciones, la denominada red de recepción del desembarco en las condiciones en que se produjo no pudo en verdad existir, ni por supuesto funcionar adecuadamente para auxiliar y señalar la ruta de menor riesgo a los expedicionarios y apenas se redujo a unos pocos vigías que recorrieron algunas partes de la costa suroeste de la provincia buscando información.

Ysler Leyva lo que declaró al historiador Alberto Debs Cardellá sobre aquellos días fue que “Frank País le dijo que retornara a Niquero a esperar una acción y que la orden llegaría proveniente de Manzanillo. El día 29 los niquereños estaban acuartelados en una hielera de la familia Reitor esperando la acción que había dicho Frank. Cuando se produce el alzamiento del 30 de noviembre salen de la planta de hielo y van para la finca de Alberto Guerra a unos 3 kilómetros a las afueras de Niquero. El día primero mandan un emisario a Pilón a ver a Celia, pero ella estaba en casa de Crecencio, y ordena desactivar a todos los miembros del M-26-7”.

Algo inesperado que Fidel desembarcara por Niquero, porque las costas del territorio están cubiertas por un monte de mangle tupido, una tembladera que no permite el paso y luego una laguna. Habría que estar allí para imaginar aquella enredada situación. ¿Cruzar aquel Mangle será la excepcionalidad de aquellos 82 hombres que desembarcaron en el Granma?

Para el historiador Carlos Enrique Rodríguez Lora “lo primero que hay que recordar es lo que mueve a esos hombres. El 2 de septiembre de 1956, Fidel ratifica en carta abierta a Trujillo que él y su movimiento cumplirán con la palabra empeñada de que en 1956 seremos libres o mártires. Para Fidel los principios valían más que los cañones. Lo importante no eran las armas del enemigo, lo importante eran las estrellas que tuviera en su frente, y esta enseñanza del apóstol Martí fue lo que les convidó a nuclearse en el exilio mexicano para regresar a Cuba.

“El promedio de edad de los expedicionarios era de 27 años. En el amanecer, cuando René Rodríguez se tira del bote para ver si era o no firme el fondo los expedicionarios se topan con su primer enemigo, el manglar resbaloso por el musgo de sus troncos, la yerba cortadera filosa como machete, las propias agujas puntiagudas del mangle blanco, la laguna interior, el peligro de las arenas movedizas. Incluso a uno de los expedicionarios se le zafa la cadera cuando se entierra en el mangle por el peso del armamento y lo intenta sacar.

“Luis Crespo comienza a avanzar en el camino para avizorar lo que se acercaba porque existió el temor en la tropa de que estuvieran en un Cayo. El avizorador Crespo al poco rato ve lo que parecen unas matas de coco y divisa el bohío, que luego conoce era de Ángel Pérez, y hacia ahí enrumba Fidel”.

Palabras del diario de Raúl Castro: Algunos van dejando en el manglar parte de su equipo. Se ha quedado en el manglar el pesado transmisor de radio, algunas armas y parque. Me quedé hasta lo último tratando de sacar la mayor cantidad de cosas, pero después en aquel maldito manglar tuvimos que abandonar casi todo. Más de cuatro horas sin parar apenas atravesando aquel infierno.

El yate encaya a las 6:30 a.m. y algunos logran salir del mangle cerca de las 11:00 a.m. Carlos Enrique Rodríguez Lora recuerda que los últimos que desembarcaron eran el Che y Raúl y que por lo tanto ellos serían los que más tarde llegarían. El grupo de Fidel que iba adelante promedia de dos a tres horas en la salida que no son las mismas 4 horas que pudo tardar Raúl en salir. Raúl era el Jefe del Pelotón de Retaguardia, por eso debía demorar más en llegar. Se dice que solo la Fe los pudo salvar, la Fe que tenían en el proyecto y en la victoria.

El también historiador Daniel Aldo Naranjo Tamayo conversó acerca del secreto guardado entre las familias Pérez y García. “Una de las suertes que tuvieron los expedicionarios del Granma fue contar con la pasión revolucionaria y la entrega infinita a la causa de la Patria de Celia Sánchez, hija de Manuel Sánchez Silveira, un ejemplar luchador contra machado y un marcado opositor político de Batista. Celia fue la figura aglutinadora de los pobladores de Manzanillo, Niquero y Campechuela. La otra gran suerte fue la familia de Crecencio Pérez Montano.

“Los Pérez son una familia asentada desde Ojo de agua de Jerez hasta la finca El Salvador allá Purial de Vicana. Eran cinco hermanos involucrados en el M-26-7 gracias a la gestión de Celia Sánchez, la heroína de Media Luna. En los relatos de Guillermo García se relata la devoción de Crecencio hacia la hija de Sánchez Silveira. Y cuenta como Celia le pide su ayuda y la del barrio de platanito, el lugar donde se salvó por primera vez la Revolución.

“En las cercanías de la casa de Ramón Pérez vivía su cuñado Severo Pérez, de manera que el enlace entre los Pérez, los García o tras familias de los contornos smbolizan la entrega del campesinado cubano a la causa de Fidel. Es importante señalar la sensación que Fidel, Raúl y Almeida van descubriendo en las masas campesinas. Hombres sencillos, modestos que lo entregaban todo, descendientes de mambíses. Los curioso del hecho es que los partes de la tiranía declaraban que Fidel había llegado a una zona donde está organizado el movimiento campesino. A esos campesinos se les cogería después con cubos cargados de refrescos y agua para los rebeldes.

Palabras del diario de Raúl: Al final de un camino de zona maderera y carbonera nos encontramos con el bohío de un campesino joven. Su señora y un niño de nueve a doce años. Distribuimos las extenuadas escuadras en plan de lucha. Todo el mundo completamente extenuado. Serían como las once de la mañana. Mataron gallinas, y con un trocito de carne de gallina y yuca abundante y miel de postre, aquella fue nuestra primera comida caliente desde el 25 de noviembre por la madrugada.

Luego de esta narración de Raúl, del 3 de diciembre, llega el bautismo de fuego de Alegría de Pío, que también fue el anuncio por parte de la tiranía que pensaba que con este combate había derrotado al grupo del desembarco del Granma.

Para el historiador Alberto Debs “paradójicamente Alegría de Pío no fue muy alegre. Allí una tropa de 120 hombres iba por el mismo camino que atravesó Fidel y no sabían que Fidel estaba en ese lugar. Llevaban rato sospechando porque se habían encontrado unos espejuelos que se le habían perdido a Montané, algunos bagazos de caña. Y ambos grupos se encuentran. El combate comienza a las tres de la tarde. Juan Moreno Bravo grita en ese combate: -Ríndanse que están rodeados. Y es cuando en el estado mayor el capitán Juan Almeida les responde: -Aquí no se rinde nadie. Después de aquel combate quedó dispersa la expedición del Granma en unos 28 grupos. Este es el combate que da el reinicio de las luchas por la independencia de Cuba.

“Allí pelearon 4 internacionalistas: Alfonso Villenzelaya, México; Ramón Mejías del Castillo, República Dominicana; Gino Donné, Italia; Ernesto Guevara de la Serna, Argentina. En ese combate nace el guerrillero del Che. Ante la disyuntiva por seleccionar entre una caja de balas o una mochila de medicinas, el Che escoge la caja de balas. Allí el mismo Che fue herido en combate. De Alegría de Pío sale Fidel con Universo Sánchez y Faustino Pérez.

Fidel siempre buscó la Sierra Maestra desde que entró en Cuba. Tenía Fe ilimitada en la victoria desde la tierra. Eran las peores condiciones y Fidel mantuvo la esperanza de que “si salimos, entramos, si entremos, llegamos, si llegamos, triunfamos”. Fidel Sabía que las condiciones estaban creadas para el triunfo. Muchos le dijeron que las condiciones no estaban creadas. Fidel siempre dijo que “han engañado tanto al pueblo que es importante cumplir la palabra empeñada”. Palabra empeñada que decía “en el 56 seremos libre o mártires”. La voluntad de cumplir era el cumplimiento con el pueblo cubano. El silencio y la clandestinidad sirvieron para cumplir aquello. Fidel se encontró con un campesinado de raíz patriótica.

Hoy se llama Cinco Palmas, pero en aquel momento era la finca El Salvador de Mongo Pérez, el lugar en que Raúl y Fidel se encuentra y éste dice: “tenemos siete fusiles, ahora sí que ganamos la guerra”.

El historiador Carlos Enrique Rodríguez Lora cuenta que “en el grupo de Raúl estaba Ciro Redondo, Ifigenio Almejeira, César Gómez, René Rodríguez y Armando Rodríguez. Se mantienen cerca de los cañaverales que era la única manera de alimentarse. El día 8 comienzan a avanzar, escuchan ladridos de perros, cantos de gallos y se acercan. Ven movimientos de soldados y se retiran y continúan caminando. Llegan a las alturas del Río Toro y allá vislumbran a la Sierra Maestra. Siguen avanzando en esa dirección. César Gómez decide no continuar y al otro día se entrega. Alrededor del día 12 llegan a la casa de Baldomero Cedeño. Algo que se debe marcar en este hecho es que los campesinos nunca dieron lo que les sobraba, ellos siempre compartieron lo poco que tenían.

“El día 13 los aviones pasan volando tirando papeletas donde cien que van a ofrecer garantías para aquellos que se entreguen. La garantía dio como resultado 21 expedicionarios asesinados. La orden era matar a los expedicionarios.

“Cruzan el río Toro y llegan a la Loma del Muerto. Sobre el día 15 llegan a la casa del campesino Morales. El 16 se acercan a la Loma de la Manteca, donde esconden el fusil que era de César Gómez. Llegan esa noche a la carretera de Pilón. Llegan a la casa de Santiago Guerra. Allí deja una nota con su nombre cambiado: Luar Trosca. Se orienta para llegar a Purial de Vicana. Llegan entonces a la finca de Hermes Caldero. Allí estaba Julián Rodríguez Ordeñando una vaca y le va a brindar leche. Desde la casa de Hermes le envía su cartera de cuero a Fidel para identificarse. Esto sucede porque Hermes no cree que Raúl fuera el hermano de Fidel al no tener la misma complexión física ambos.

Palabras del diario de Raúl: El lunes 17 de diciembre llegamos hambrientos y cansados a la casa de Santiago Guerra. Nos dio de comer. Se brindo para seguir nuestro camino. Dejamos constancia de esta ayuda prestada a cinco miembro del M-26-7, por si morimos el pueda presentar este papel en el futuro.

Ocurre a las nueve de la noche el encuentro de los dos hermanos en la finca El Salvador de Mongo Pérez el día 18 de diciembre de 1956.


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