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Conversando con el General de División Samuel Rodiles Planas (+ Video)

Publicado el 30 enero 2017 en Mesa Redonda,En Persona,Política

Fue líder estudiantil, y además después trabajador junto con su padre de la Compañía Cubana de Electricidad.

Por: Manuel Alejandro Hernández Barrios

Fotos: Roberto Garaicoa

Emisión: 27/01/2017

En Guantánamo, en la esquina de Máximo Gómez y Donato Mármol, en una casa que aún está de pie deberían poner una placa que diga, toda la familia se fue al monte. Allí nació el General de División Samuel Rodiles Planas, Héroe de la República de Cuba, quien estuvo invitado al espacio En Persona de la Mesa Mesa Redonda de este viernes 27 de enero.

Fue líder estudiantil, y además después trabajador junto con su padre de la Compañía Cubana de Electricidad.

P: ¿Cómo es que un hombre de raíz acomodada se convierte en un ferviente integrador del M-26-7 y llega a ser Jefe de Acción y Sabotaje en Guantánamo?

Samuel: Yo tenía tío ingeniero, y padre también. Teníamos cierta holgura económica y por eso es que yo paso toda la enseñanza primaria en el Colegio Sara Arche, conocido como colegio americano de Guantánamo. Por inquietudes mías me botaron de la escuela. Mi padre tuvo que volver y hacer el compromiso de que fuera más disciplinado y educado. Continué la segunda enseñanza en el instituto de Guantánamo. Antes pasé la preparatoria en la Academia Isaac Puentes. Mi padre era muy exigente en cuanto a estudios y disciplinas. Yo tenía un hermano mayor, Toñito, que fue quien de verdad me impulso a unirme al movimiento contra la dictadura. En cuarto año del Instituto, vamos a huelga por injusticia del claustro de profesores y me expulsan. Tengo que continuar mis estudios en Santiago de Cuba, donde me gradúo de Bachiller en Ciencias. Paso a trabajar en la Compañía Cubana de Electricidad.

Enrique Soto, fue el primer coordinador del M-26-7 en Guantánamo, un día me habla del movimiento. Él era muy martiano, me habló de la honestidad, de la honradez, de los principios y de la ética martiana de su jefe Fidel Castro Ruz. Él también me hace llegar La Historia me Absolverá. Me uno al movimiento porque en Fidel vi sentimientos martianos y patrióticos bajo la orden de Sotico.

P: ¿Es verdad que toda su familia se alzó?

Samuel: Toda la familia. Papá y mamá cayeron presos dos veces. Mi casa fue constantemente asaltada por las denuncias de los esbirros contra la familia Rodiles. El primero en alzarse fui yo.

P: Usted enfrentó a los masferreristas, al ejército, y tuvo que irse para la montaña.

Samuel: Estando como Jefe de Acción y Sabotaje, en noviembre un combatiente se afloja, lo torturan y le preguntan quién era el jefe del movimiento en Guantánamo. Me cogen preso en la compañía. Me acusan de todos los asaltos y robos en beneficio del movimiento. Mi delito, Causa común. En enero, mi familia y el movimiento ponen la fianza y me dan la libertad. Es cuando René Ramos (Daniel), me plantea que vaya de jefe del M-26-7 en Matanzas por el desastre ocurrido en Goicuría, cuando se quedó descabezado el movimiento.

Allí, en la noche del 23 al 24 de febrero de 1958 asaltamos la Nicaro. Ocupamos las postas. Después entramos, cogemos algún armamento y salimos. En la Sierra Cristal estuvimos varios días, y no conocíamos a nadie. A mediados de marzo es cuando hacemos contacto con Raúl Castro. Estuvimos alzados desde febrero.

P: ¿Qué impresión le causó Raúl?

Samuel: Él habla primero con todos. Era un hombre sencillo, pero muy firme en sus planteamientos. Conversaba con nosotros como si hubiéramos sido viejos compañeros de él. Eso le daba confianza a uno, porque era un jefe, muy humano, y buen compañero.

P: Es el hombre que varias veces se lanzó contra el fuego enemigo en el asalto a Soledad.

Samuel: En abril se planifican varios ataques a cuarteles alrededor de Guantánamo. Él decide atacar al cuartel de Soledad. Éramos cuatro grupos, uno al frente, dos por los flancos y el mío por la caballeriza. Él ataca por el lado derecho del cuartel. El combate tuvo una tenaz resistencia de los guardias. Yo lo reconozco por un gorro cosaco que le regaló Ramiro, él salió del lugar donde estaba atrincherado varias veces, abría fuego contra el cuartel y volvía a su lugar de trinchera. Cosa que nos impresionó porque además de ser el jefe principal se comportó como un combatiente más. Eso provocó que hiciéramos una carta planteándole que no era necesario que él demostrara su firmeza como combatiente, porque él era el Jefe máximo del Segundo Frente. Accedió a regañadientes a ese pedido.

P: El 28 de diciembre de 1958 usted es nombrado Comandante por Fidel.

Samuel: Si no hubiera caído la tiranía, la orden era crear otra columna con otros doscientos hombres y marchar a apoyar al Che y a Camilo en la Invasión.

P: La Columna de ustedes se llamaba Juan Manuel Almejeiras. Estuvo en el acto de creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aparece detrás de Camilo y Fidel en una foto. Llega a ser el segundo jefe de la Policía Nacional Revolucionaria en una Habana llena de armas todavía. ¿Cómo logran poner orden en esta ciudad?

Samuel: Había un gran desorden. El cinco de enero Fidel nombra a Efigenio Jefe de la Policía, que radicaba en la Comandancia General de la Policía. Había muchos grupos clandestinos dentro de la ciudad. Hubo problemas serios para poder hacer comprender a esos grupos alzados del clandestinaje que estaban armados algunos hasta los dientes, pero muchos lo aceptaron. Frente al hotel Dubil, había un grupo muy bien armado, que no querían aceptar las ordenes de estabilizar el orden en la capital. En esa ocasión, tuvimos que abordarlos, por segundos no hubo una desgracia allí tremenda. A cada uno de ellos Efigenio los reubicaba, los mandaba para estaciones de policía, u otros lugares. En la estación de policía que queda al lado de lo que es ahora la embajada norteamericana había un jefe que no quería soltar el mando. Me envían de nuevo. Yo de Comandante, pelú, barbudo, llego y ese compañero no me entendió tampoco y mantenía su discrepancia. Pero miro y veo que su ametralladora de mano estaba sin seguro, y armada, listo para disparar. Me le acerco un poco más y rápidamente lo abraco. Pero después de aquello siguió rebelde y hubo que soltarlo y tenerlo en cuenta.

P: Luego del triunfo de la Revolución, muchos de los festejos se hacían con el arma al lado. Fue Raúl quien ordenó que había que tener mucho cuidado para evitar el gatillo alegre.

Samuel: Todos nuestros compañeros celebraron el triunfo de la Revolución y muchos lo hicieron con el arma al lado. Encima de la mesa estaba el arma, al lado de la bebida. Tuvimos que ocupar todo ese armamento y llevarlo a las estaciones de policía. Eso dio motivo a que el Comandante Juan Almeida Bosque participara junto a los clubes nocturnos en esos lugares donde los hombres frecuentaban armados. Tanto en el buró de investigaciones de la policía, situado en la calle 23 entre 30 y 25 cerca del puente Río Almendares, hubo compañeros del clandestinaje tomaron la libertad de tomar la justicia por sus manos.

P: ¿Usted también participó en los tribunales de principio de la Revolución?

Samuel: Todas las indisciplinas las llevamos a la justicia revolucionaria.

P: ¿Ustedes dejaron a varios oficiales quedarse en la Policía?

Samuel: Aquellos oficiales que no tenían hechos de sangre, ni de tortura, ni de maltrato se quedaron con nosotros. Eso fue de gran ayuda para nosotros, porque no conocíamos la ciudad, no podríamos garantizar el tránsito ni algunas cuestiones básicas, si no conocíamos la ciudad. Ellos nos ayudaron a organizar la Policía Nacional Revolucionaria.

P: Hablemos de Girón. ¿Es verdad que ese fue el combate más fuerte que ha tenido usted?

Samuel: Exacto. El batallón de la policía Nacional Revolucionaria participó también en la lucha contra bandidos y en la limpia del Escambray en los límites de la provincia de Matanzas con la provincia de Las Villas. Después volvimos a El Esperón y de ahí salimos para Playa Girón. La orden se nos dio en el antiguo punto uno, hoy Nuevo Vedado, donde estaba la Comandancia General de Fidel Castro Ruz. Llegamos al central Autralia el día 18, de ahí seguí hasta Playa Larga. Allí nombro al capitán Marcelino Sánchez que busque al capitán Fernández, quien me plantea que la primera unidad que entraría en combate serían los tanques, después una unidad del Ejército Rebelde, y en tercer lugar la PNR, y que desplegáramos al batallón a cine metros del manglar. Antes de amanecer el 19 de abril, me nombran jefe del batallón. Al salir tan temprano en la mañana no encontramos a nadie, por eso es que sin querer el batallón cae en la primera línea de combate contra el enemigo. Los primeros mártires que tuvimos fueron los milicianos de la compañía de exploradores, que no dominaban donde estaban atrincherados los milicianos.

Lo primero que necesitábamos era una bazuca para eliminar un tanque que estaba provocándonos bajas. Cuando fui a pedírsela al capitán Flavio, éste puso en dudas la veracidad de mi pedido, que era para el Capitán Carbó. En eso llega el Capitán Fernández y le ordena que les tiremos para que ellos sepan que nosotros también tenemos con que tirarles. Entonces comienza la artillería de mortero a atacar este y oeste del terraplén. A media mañana el negro Pilón me informa de la gran cantidad de bajas del batallón. Yo solo le plantee que adónde iría el prestigio y la moral de las tropas si nos retiramos. Volví a solicitar la bazuca para eliminar el tanque atrincherado que desde el frente nos causaba bajas. Al poco rato llegan dos valerosos milicianos con dos ametralladoras trípode pesadas, calibre 92. Ubiqué una en el flanco izquierdo, y otra en el derecho. Y abrimos fuego intenso contra el enemigo atrincherado. Sobre el mediodía comenzamos a sentir los silbidos de los misiles de nuestra artillería contra el enemigo atrincherado.

El batallón de la policía Nacional Revolucionaria participó también en la lucha contra bandidos y en la limpia del Escambray en los límites de la provincia de Matanzas con la provincia de Las Villas.

P: Usted siempre ha dicho que el combate más duro fue aquel de Girón, y en el primero en el que combatió a las órdenes de Fidel directamente.

Samuel: Realmente fue un combate bien violento. Tuvimos entre los milicianos y la policía más de 30 muertos y cerca de un centenar de heridos. Desde el amanecer hasta el mediodía. En la noche escuchamos el ruido de un tanque que venía de San Blas a Playa Girón. Vimos llegar el tanque y se baja el Capitán Joel Pardo. Le pregunté si estaba loco, que cómo era posible que viniera a esa velocidad encendiendo y apagando las luces sin saber si los mercenarios están aquí en Playa Girón. Me respondió que había sido Fidel quien le dio la orden de montarse en el tanque abriera la marcha y no parara hasta llegar a Playa Girón abriendo fuego. Al poco rato llega Fidel al frete del resto de los tanques, encaramado arriba de uno. Le explico lo que hay. Comienza a revisar el terreno, se va a ver a los heridos. Después de eso hizo el parte a toda Cuba que habíamos recuperado Girón. Entonces fuimos hasta un puente de cemento que había allí y veo que comienza a hacerle señales al mar con una linterna encendiendo y apagando. Le preguntó para qué. Me responde que era para ver si los barcos americanos se equivocaban y creían que eran los mercenarios, vienen a recatarnos y les caemos a cañonazos. Yo mismo después pensaba, será posible que después de tanta guerra, este hombre quiere más bronca.

Aprovecho para hablar de Fidel. Tengo entendido que es el único dirigente a nivel mundial que, al estar frente a su pueblo y el gobierno, va a la primera línea de combate. Su disposición, firmeza y valentía eran ejemplares.

P: Usted fue el último hombre que sube al avión y se despide de Angola. Allí usted estuvo al frente de la misión cubana en acciones como Cuito Cuanavales. ¿Qué significó para usted ondear esa bandera como último combatiente?

Samuel: El General de Ejército Raúl Castro Ruz llamo a la misión internacionalista y dio la indicación de que yo fuera el último combatiente en subir al avión. Y antes de entrar al avión que cogiera la bandera y la ondeara con firmeza, con disposición y con energía. Allí estaba el presidente José Eduardo Dos Santos que, al verme hacer el gesto de ondear la bandera, empezó a aplaudir efusivamente. Fíjese si fuimos disciplinados, que en la foto se ve a Juan Almeida Bosque de espaldas a mí, entrando en el avión.

P: Después de tantos años, tantos recuerdos, tantas batallas, y tantas misiones en tantos países, ¿qué significaron tantas batallas?

Samuel: yo estuve en Punta Negra que también es del Congo. Estuve en Etiopía por cuestiones militares. La misión militar cubana en Angola a 14 mil millas de distancia de nuestro país. Después de tanto, fue un privilegio ser el último jefe en salir de Angola. Durante más de 15 años, que empezaron con la Operación Carlota y culminó con la Operación Victoria, allí dejaron su vida unos 2077 cubanos. Por allí pasaron más de 300mil internacionalistas. Allí la Revolución cubana logró un gesto enorme de apoyo e

P: ¿Usted se siente orgulloso de esa misión?

Samuel: Orgulloso y privilegiado de ser el último jefe de la misión militar en Angola.

P: En abril de 2001 Fidel le impone la medalla Héroe de la República de Cuba, allí Fidel dijo que había once generales que recibirían esa orden, uno por cada millón de habitantes. ¿En quién pensó, a quién le dedicó esa medalla que es el más alto reconocimiento que tiene un patriota cubano?

Samuel: Él dice, uno por cada millón de cubanos. Lo primero es que yo me estoy sonriendo en todo momento, porque él me dice que de ese momento en adelante sería un general con mayor responsabilidad en mis funciones, obligaciones y deberes, y yo solo me reía y respondí que así sería. Eso significó para mí un enorme orgullo revolucionario, una gran satisfacción. Por toda la lucha que llevamos juntos es que hoy somos libres, soberanos e independientes. Gracias a Fidel, a su ejemplo, a su tenacidad, a su firmeza sí pensé en aquel momento, y esto no es guataquería, por dentro me dije: el que debe ser Héroe de la República de Cuba es usted.

P: Ahora usted es el director del Instituto de Planificación Física. El hombre que le puso orden a La Habana, ahora le toca ponerles orden a todas las ciudades de Cuba, ¿cómo se siente en esa tarea?

Samuel: Es una gran responsabilidad, en la cual tengo que poner tus mis posibilidades, energías, físicas y mentales para su cumplimiento. Solo se puede lograr con el apoyo de todos los gobiernos provinciales y municipales y el partido, por indicación del General de Ejército de exigir y controlar de que se cumplan los dispuestos. Esa unidad y comprensión es imprescindible para poder lograr la erradicación de todas las ilegalidades en Planificación Física. Ya tenemos más de 100 playas reconocidas por el CITMA libres de ilegalidades. Hay que empezar por las propias ilegalidades estatales y terminar con las de las personas naturales. Este combate es mucho más duro que muchos que he tenido.

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