El conocimiento por agencias estadounidenses de una operación de tráfico de armas hacia México pudiera terminar en un gran escándalo para el gobierno del presidente Barack Obama, estiman hoy comentaristas políticos.

La víspera el presidente anticipó que habrá sanciones contra los autores de la acción y aseguró no tener conocimiento de la operación desarrollada por la Oficina de Control de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).

Fue asignado un inspector general para investigar lo que pasó exactamente, indicó Obama en la primera parte de una entrevista difundida por la televisora en español Univisión.

“Absolutamente no”, recalcó al ser interrogado sobre si fue informado acerca de la operación “Rápido y Furioso (Fast and Furious)”, causante de un escándalo con sus vecinos del sur.

Sin embargo, medios del país destacan que varias agencias del gobierno que habrían estado involucradas en la operación encubierta, observan máxima cautela.

Hasta ahora solo ATF es blanco de las miradas como la responsable del trabajo que dio paso a una investigación aún en proceso.

Esta semana la cadena CBS News puso el dedo en la llaga cuando aseguró tener documentos sobre comunicación entre ATF y otras agencias, en el marco del trabajo encubierto.

La televisora se refirió al Departamento de Seguridad Interna (DHS), las Oficina de Marshalls (USMS) y la Oficina Federal contra el Narcotráfico (DEA).

El canal especificó además que un agente del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) formaba parte del plan y que además se contaba con la asesoría de un asistente del Fiscal General del Departamento de Justicia (DOJ), según indicó el diario californiano La Opinión.

Tanto el fiscal general, Eric Holder, como la secretaria de DHS, Janet Napolitano, negaron su conocimiento respecto a la operación y condenaron su desarrollo.

No obstante persisten las dudas y algunos anticipan que un escándalo puede estar al acecho del gobierno de Estados Unidos.