Una huelga general de ocho horas ha paralizado este martes el sector del transporte y ha reducido otros servicios públicos en Italia. La Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) convocó multitudinarios mítines y marchas en decenas de ciudades, muchos de los cuales están batiendo récords de asistencia.

Operarios de ferrocarriles, transporte urbano, aéreo y marítimo, médicos, empleados postales y bancarios, tanto como el activo sindical, protestan contra las medidas de austeridad propuestas por el Gobierno de Silvio Berlusconi. Actualmente las propuestas están siendo discutidas por los diputados del Parlamento.

A juicio de los manifestantes, es dudoso que el paquete de 45.500 millones de euros de reducción de los gastos presupuestarios en los próximos cuatro años (cerca de 68.000 millones en dólares estadounidenses) estimule la creación de nuevos empleos. A eso se suma la inquietud por la elevación de impuestos y por los cambios en la legislación laboral que permitirían a los empresarios despedir a los contratados de manera más fácil.

En su alocución ante la muchedumbre reunida al pie del Coliseo de Roma, la dirigente de la CGIL, Susanna Camusso, catalogó esas medidas de “injustas e irresponsables”. Agregó que principalmente perjudican a los trabajadores del sector público y exigió que las autoridades se negasen a ponerlas en práctica.

(Con información de Actualidad RT ^[1])