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Un trofeo llamado Gaddafi (+ Video)

Publicado el 24 octubre 2011 en Noticias

Muammar al GadaffiPor: Hermes Marrero, Aporrea

El capitalismo a través de su fase superior el imperialismo, continúa su avance cual peste mortal, llevando consigo dolor, muerte, desconcierto y sobre todo muchas explosiones por donde quiera que pase. Haciendo alarde de la autoproclamación como “héroe justiciero” con capa, máscara y logo; utiliza todo el arsenal militar con el que cuenta a nivel mundial para incursionar en países donde no es bienvenido y proclamar libertades para pueblos que no se lo han pedido, obviando que en su interior tiene el rancho ardiendo, una bomba de tiempo imposible de desconectar llamada indignados que se le ha convertido en un molesto factor social al que se le deben invertir muchas bombas lacrimógenas y horas/policía diariamente ¿Tiene sentido que el imperialismo haga todo ese esfuerzo en favor de liberar pueblos lejanos que tal vez no le agradezcan la protección de “hermano mayor” que desea brindar mientras no puede siquiera mantener con la barriga llena y el corazón contento a los de adentro?

Pues claro que tiene mucho sentido. Los grupos económicos capitalistas que actualmente conforman una coalición muy élite del neoliberalismo (entiéndase Estados Unidos, Francia, Inglaterra) no esperan agradecimientos, pasillos de aplausos o proclamas a favor de sus supuestas buenas intenciones. Solo esperan ponerle las manos a todo aquel país que posea los recursos que ellos requieren para continuar con sus necesarias actividades en pro de la aniquilación de la vida en el tercer planeta, valiéndose para ello de todo un arsenal militar de proporciones nunca vistas en la historia y manejando con mucha cautela a las marionetas que tienen como presidentes.

Antenoche observaba el programa DOSSIER donde Walter Martínez con su extraordinaria capacidad de análisis, presentaba los videos sobre los acontecimientos suscitados en Libia y en los cuales se muestra claramente que el líder Muammar Al Gaddafi fue capturado vivo por las fuerzas mercenarias del fulano Consejo Nacional de Transición; pude notar y analizar algunas cosas que a continuación comparto:

La primera tiene que ver con la captura en sí del líder libio, acontecimiento que generó una especie de éxtasis entre los mal llamados rebeldes, que se lo disputaban como una jauría hambrienta ya que todos querían darle aunque sea un coscorrón al ya maltratado Gaddafi, no faltando los insultos y hasta las burlas hacia la persona que representó un movimiento de corte nacionalista que a través de su revolución osó retar a la hegemonía económica mundial diciendo cosas indebidas (como en su discurso ante la ONU en el año 2006), al punto de volverse un sujeto “incómodo” para ciertos intereses y, que en el momento de su captura era solo un hombre atormentado por la lluvia de golpes recibidos.

En segundo lugar, considero muy impactante observar la expresión de desconcierto y hasta de temor que siente cualquier ser al sentir su vida en peligro reflejada en el rostro de Gaddafi; que un momento después se transformó en una muestra de resignación en el instante en que, colocado sin camisa sobre el capó de una camioneta, paso la mano por su frente y observó parte de la sangre derramada producto de la incesante golpiza que le propinaban. ¿Cuántas cosas pueden pasarle por la mente a una persona en una situación como esa? El suponer que se va camino a una muerte inminente y rodeado de sus más fervientes enemigos peleándose por ser el elegido para realizar el disparo de gracia, debe producir una sensación de impotencia que atormentaría cualquier alma y pondría al máximo las pulsaciones en el cuerpo que pronto habrá de dejarse inerte. Al observar la sangre en su mano tal vez no vio el vital líquido rojo que le restaba la vida a medida que abandonaba su cuerpo, tal vez observó la muerte en vida que sufrirá su país ahora entregado al extranjero invasor por algunos apátridas sedientos de una gloria hecha de papel moneda y prebendas.

Como tercer elemento, los videos del programa muestran las ruinas de lo que en su momento fue una ciudad llamada Sirte, cuyo único pecado fue haber albergado a uno de sus hijos que hace algunos años atrás salió de allí para retar al monstruo y que luego regresó para refugiarse en su seno con la esperanza de volver a retomar las riendas que por voluntad de ese pueblo se le concedieron hace más de 40 años (Y digo voluntad, teniendo en cuenta que el pueblo Libio al parecer no tenía problemas en que él siguiera gobernando). De esa madre protectora solo quedaron restos de concreto, cenizas esparcidas, el llanto de la gente sobreviviente y una alfombra de cadáveres que transformaron la ciudad en una gran zona de matanza, producto del incesante bombardeo que orquestó la OTAN obviando precisar objetivos; después de todo nunca lo han hecho.

Un cuarto elemento para analizar fue la cara de satisfacción de los principales líderes de las potencias que le dan cuerpo y vida al imperialismo que sufre nuestro mundo. Debo hacer confesas las náuseas que me provocaron los rostros de Obama, de Hilary Clinton, de Sarkozy y de cuanto espantapájaros se atrevió a mostrar alegría por la carnicería que venimos presenciando desde hace meses atrás y que culminó con el trofeo deseado, que no era precisamente el cuerpo de Gaddafi sino la enorme parcela petrolera que les queda por repartirse y que justifica según ellos, la muerte de muchos libios. Los comunicados de sus aliados no se hicieron esperar y hasta la iglesia católica que pregona su amor por todos los seres humanos ya que son semejanza de Dios, mostró satisfacción por lo ocurrido. Imagino que los libios por carecer de rasgos escandinavos no entran en la semejanza estereotípica que tiene Benedicto XVI en su manual de pastor.

El quinto elemento que analicé es la posición deportiva que asumieron las supuestas potencias emergentes (Rusia y China) ante esta calamidad que arrebató la vida a mucha gente y dejó una enorme cicatriz en la conciencia del mundo árabe. Los rusos afirmaron que se sienten indignados por la muerte de Gaddafi y que no están de acuerdo con los hechos suscitados en Libia. Muy interesante la posición del gobierno ruso que se pronuncia con una diplomacia que raya en la hipocresía, luego de haber guardado un prolongado silencio en su estrado ubicado en el Consejo de Seguridad de la O.N.U. Por su parte China, en medio de su dinámica de expansión económica por todo el mundo, no ha hecho hasta ahora un pronunciamiento de importancia sobre el caso, limitándose a responder cuando sus intereses e inversiones se ven comprometidos, más no busca involucrarse mucho en esos asuntos. Pudiese ser que no quieren ver comprometida su posición de nuevo imperio y prefieren dejar pasar para no salpicarse.

Quiero dejar claro que mis comentarios no van dirigidos hacia la defensa a ultranza de Muammar Gaddafi, es imposible defender lo que no se conoce pero si fijo posición en algo que es de sentido común: el respeto a la vida y a la soberanía de los pueblos. La muerte de muchos libios que decidieron aceptar la propuesta contenida en el famoso libro verde y con la cual se sintieron a gusto, nunca debió ser vulnerada y muchos menos derribada por gente que cree poseer la potestad divina de hacer lo que les venga en gana. En las ambigüedades históricas quedarán los resquicios de donde emanen las tesis de las más diversas índoles: la participación de Gaddafi como agente de la CIA en Libia, sus excentricidades, su corte nacionalista y hasta la supuesta decisión de invasión a Libia planificado por el famoso grupo secreto de poderosos capitalistas “Bilderberg”.

La soberanía de los pueblos debe ser respetada y bajo ninguna excusa se puede aceptar la intervención militar extranjera con supuestas “buenas intenciones” de parar a los mandatarios que para sus supuestos gobiernan con mano de hierro, mientras las potencias capitalistas sin moral alguna dominan con sus misiles y sus medios de información y difusión. De ser cierta la buena intención de las potencias capitalistas, deberían por ejemplo empezar por intervenir a Israel que diariamente juega tiro al blanco con los palestinos que están presos en la Franja de Gaza o a Estados Unidos para que permita a Puerto Rico conformarse como república independiente. Eso nunca pasará y la mayoría lo sabemos.

Ahora no conformes con lo hecho en Irak, Afganistán, Túnez, Egipto, Libia y cual bestia con insaciable hambre, las potencias capitalistas ya lanzaron una envalentonada y clara amenaza a dos revoltosos más que se encuentran por esos lares del medio oriente: Siria y Yemen. Y la receta seguro será la misma; financiar disturbios con aliados internos que permitan generar un clima de confusión apto para ser aprovechado por los ya reclutados mercenarios, mientras las potencias capitalistas lanzan comunicados donde criminalizan a los gobiernos-objetivos haciéndolos ver ante la opinión pública como los malos de la película. Al final toda esta parafernalia busca alcanzar la meta real que dicho sea de paso tiene diferentes percepciones: para el grupúsculo interno, bastará con conseguir la muerte de su enemigo (es decir el Presidente de turno), unos cuantos miles de dólares y muchas prebendas otorgadas por el nuevo gobierno indiferentemente estén o no integrándolo. Para el capitalismo es una neocolonia más en su colección capaz de brindarle bocanadas de aire a su ya desgastado y decrépito cuerpo que siente aproximarse a su fin.

No es necesario ser un destacado analista internacional o un adivinador para tener la certidumbre que, una vez culminada la pela genocida denominada “Primavera Árabe” dirigida a quienes no se portaron bien en el medio oriente, se dará paso a una corta tranquilidad que no será sino el receso para ultimar los detalles de la próxima campaña intervencionista dirigida al premio gordo: Irán y Venezuela. Ambos países poseen factores comunes que dan argumentos a tal suposición; han sido bendecidos por la geografía al contar con posiciones estratégicas sin igual desde donde se pueden desplegar áreas de influencia (Irak y Colombia las poseen en menor proporción) que brindarían grandes dividendos al monopolizado mercado mundial, son países enormemente ricos en hidrocarburos, viven procesos de transformación social que no se adecuan al libreto neoliberal y tienen líderes legítimos muy influyentes que se la dan de bravucones con propuestas que para nada complacen a los “jefes” de la cosa mundial.

Por estas razones es que un inminente ataque tanto a nuestra tierra aborigen como a los predios persas es tan factible como la respiración. Sin embargo la balanza del menos atacable favorece a los iraníes por el hecho de contar con una cultura para la guerra que ha estado presente perennemente a lo largo de su historia, incluso hasta no hace mucho tiempo (recordemos la guerra que sostuvieron contra Irak), además de poseer un ya muy avanzado conocimiento en los asuntos nucleares que los hace tipos de cuidado; mientras que la realidad de la Revolución Venezolana está en pleno desarrollo, cargada de voluntad y algunas alianzas comerciales con potencias emergentes que no garantizan una protección a ultranzas; elementos que tal vez no hagan mucho contra los misiles tomahawks pero que sin duda generan expectativas sobre ese potencial escenario. Y las expectativas se centran sobre las reacciones que puedan producirse en los países latinoamericanos (sobre todo los integrantes de la ALBA) en ese hipotético momento, considerando a esta integración como un bloque capaz de jugárselas contra quien sea. Sin duda es una fortaleza con la cual no cuenta Irán en estos momentos.

Algunos factores presumiblemente desequilibrantes en el juego vuelven a ser los dos protagonistas abstraídos de todo este berenjenal bélico: Rusia y China. Este par que ha hecho solo pronunciamientos timoratos en lo que respecta a la política intervencionista que encabezan los Estados Unidos por estos tiempos, aún no ha fijado una posición contundente en cuanto a parar tales acciones y se duda si realmente puedan hacerlo, no por falta de condiciones sino porque en el fondo tal vez los mueven más sus intereses económicos. Hasta ahora Rusia no ha sido capaz de utilizar su derecho (ilegitimo por cierto) al veto en el Consejo de Seguridad en la O.N.U. con el cual pudiese haber evitado muchas muertes. Por su parte China hasta no hace mucho fue que mostró los dientes en cuanto al caso de la amenaza a Siria, pero nunca lo hicieron con la misma contundencia por Libia que estaba bajo fuego desde inicios del año 2.011, lo que nos ubica en un estadio de incertidumbre ¿Prelarán los intereses económicos sobre las vidas? ¿Tendrá este dúo los pantalones como para decirle a los gringos que de aquí no pasas? ¿O por el contrario seguirán volteando hacia el lado contrario para no ver y por ende no tener que comprometerse en fijar posiciones? Lo que no sabemos es si realmente la intervención de estos países en contra de la coalición capitalista ayude a solucionar la situación o acelere el proceso de destrucción mundial a través de una guerra ni siquiera imaginada por la mente desquiciada de Dick Cheney.

Por otra parte, hay un latente peligro en las fauces del monstruo el cual tiene que ver con la crisis interna que cada día avanza a paso avasallador y amenaza con producir una implosión social capaz de derrumbarlo. Un ataque externo puede ser repelido por los escudos antimisiles, neutralizando las fuerzas oponentes con potentes aviones no detectables por radares y cardúmenes de embarcaciones preñadas de marines con uniformes adecuados al órgano “mundial” responsable de proteger la zona; pero ¿Cómo defenderse cuando a lo interno hay un descontento enorme porque el sueño americano se transformó en una pesadilla mundialmente hambreadora? ¿De qué sirven los tanques, aviones, fusiles y fragatas si no hay quien quiera manejarlos por haber perdido confianza en su sistema? ¿Será una suerte de artritis de tipo socialista que está inmovilizando al Tio Sam?

Cada día disminuyen los valientes soldados dispuestos a dar la vida por su país aun desconociendo las causas y por el contrario aumentan las filas de los indignados que se han esparcido por todos lados en aquellos países que eran considerados un ejemplo a seguir, debido a ese supuesto estado de bienestar permanente, con catiritos de imborrables sonrisas y orgullosas miradas que nos suministraban de forma intracerebral a través de los medios de información y difusión. Y el afro con nombre musulmán que está sentado en ese hervidero se preguntará ¿Por qué Chávez, Evo, Correa, Cristina, Ortega, Pepe, Lugo y todos los demás no tienen su cuota de indignados esparcidos en las plazas? “Mi no entender…..”

Cabe destacar que este análisis tal vez no provisto de grandes fuentes de información, asesores prodigiosos o nombres reconocidos para su autoría se hace al calor de una percepción que puede coincida o no con la de las mayorías, pero que sin duda es lo que pienso como persona común, asumiendo todas las críticas, espaldarazos, criticonerías, descalificaciones e incluso mentadas que puedan surgir desde los diversos sectores (a favor y en contra) que conforman nuestra sociedad. Eso me tiene sin cuidado. Lo que en verdad me hace sentir bien es el hecho de que pase por ésta vida, percibí acontecimientos históricos, expuse lo que pienso y tuve la valentía de escribirlo! muchos de los potenciales detractores tal vez aún no han siquiera pensado en hacerlo.

En medio de todo esto, lo que más deseo es que, ojalá todo lo escrito anteriormente sea parte de un mal delirio y pueda decir en un futuro agradable “que pelón de bolas me eche, bueno usare mis argumentos del artículo para escribir una novela de ciencia ficción” y salir a la calle sin el temor de que me encuentre con un marine o en algún momento me asome a la ventana de la casa donde vivo en Macuto y vea nuestra hermosa costa caribeña infestada de portaaviones con nombres de presidentes gringos. La vida es algo que tiene tan alto valor que no existe nada capaz de pagarla; por ello quienes la arrebatan a otros no pueden ser menos calificados que unos vulgares delincuentes y como tal deben ser tratados.


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