Alrededor de 200 mujeres salieron este miércoles a las calles de Kabul, capital de Afganistán, para protestar contra la ejecución pública de una joven acusada de adulterio, cuya muerte fue grabada en vídeo y luego difundida a través de algunos medios de comunicación internacionales.

La manifestación comenzó a tempranas horas de la mañana frente a las instalaciones del Ministerio de la Mujer, y se dirige hasta la sede de las Naciones Unidas, mientras corean cánticos contra los talibanes y quienes les apoyan.

La víctima, Najiba, de 22 años, fue asesinada de diez disparos, ante la mirada de un centenar de hombres, reunidos para asistir a su muerte en un pequeño poblado de la provincia de Parwan (norte).

La ejecución estuvo precedida por un recital de versículos del Corán que condenan el adulterio, y saludada con gritos de “viva el islam” y “vivan los muyahidines”.

El vídeo de esa ejecución, conocida el pasado siete de julio, ha circulado desde entonces con una fuerte polémica por los principales medios internacionales.

Las autoridades afganas indicaron que los verdugos eran talibanes, habituados a este tipo de castigo cuando estaban en el poder (1996-2001).

“Queremos justicia”, gritaban las manifestantes. La diputada Shyikai Karaojail denunció que “la ejecución de una mujer por los talibanes es un crimen. El gobierno debe hacer todo para poner a los culpables a disposición de los tribunales. Es su deber hacer justicia”.

Las manifestantes también llamaron al presidente Hamid Karzai y a su gobierno a actuar en favor de la causa de las mujeres, en lugar de “sólo manifestar su emoción por los hechos que las afectan”.

Estuvieron presentes en la marcha una joven de 15 años que fue liberada en enero, después de ser torturada por la familia de su marido durante seis meses en un subterráneo; y una muchacha con el rostro quemado por ácido, luego de haber rechazado un matrimonio forzado.

La sociedad civil afgana acusa al Gobierno de doble moral, porque mientras dice reivindicar la causa de las mujeres para “seguir recibiendo” ayuda internacional, también escucha “en la práctica” las “demandas de los grupos extremistas”.

Según la organización no gubernamental Oxfam, hasta un 87 por ciento de las afganas afirman haber sido víctimas de violencias físicas, sexuales y sicológicas o un matrimonio forzado.

(Con información de TeleSur)