A pesar de la hostilidad de la administración de Estados Unidos y la puesta en marcha de medidas que entorpecen el flujo de personas entre ambos países, Cuba continúa con la actualización e implementación de una política migratoria ordenada y segura.
Dentro de los círculos delincuenciales y de los bajos fondos se efectúan negocios o acuerdos, por lo general entraña que el que hace un favor como pago debe recibir otro del que lo recibe. Esto acaba de suceder en el proceso que se desarrolla dentro de la política del actual gobierno de los Estados Unidos que preside el autonombrado ‘’genio’’ Donald Trump para enrarecer el clima de entendimiento entre los gobiernos de ese país y Cuba.
En su habitual sección La Esquina el periodista Reinaldo Taladrid Herrero, puso sobre la Mesa el famoso libro de fuego que ha traído mucha furia en la actual administración de los Estados Unidos, Fire and Fury Inside the Trump White House de Michael Wolff. Los abogados de Trump y los de la Casa Blanca han intentado interponer algunas demandas para que el libro no se siga vendiendo.
El jueves, los abogados de Donald Trump enviaron una carta conminatoria para que la editorial desistiera de la publicación de Fire and Fury: Inside the Trump White House, un libro escrito por Michael Wolff. Así dijo The Washington Post, pero la respuesta fue todo lo contrario: Henry Holt & Co., la empresa editora, se apresuró a ponerlo en venta desde el primer minuto del viernes cinco de enero y ya se podían leer con muchos más detalles, frases y anécdotas, pormenores filtrados sobre una Casa Blanca caótica, disfuncional e incompetente, bajo la égida de un presidente neófito.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuestionó este jueves el cambio climático e indicó que a su país le iría bien “un poco de calentamiento global” para combatir las bajas temperaturas que se registrarán durante Fin de Año.
La región se evalúa en la sección dedicada al «Hemisferio Occidental», concentrándose en las supuestas amenazas a la seguridad y atacar a Cuba y Venezuela. Se afirma que Estados «democráticos» vinculados por valores e intereses económicos compartidos lograrán «reducir la violencia, narcotráfico e inmigración ilegal que amenazan nuestra seguridad común, y limitarán oportunidades de adversarios para operar desde áreas de proximidad a nosotros», en referencia a Rusia y China, identificados en la Estrategia como las principales amenazas de Estados Unidos.