Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda ^[1]

Fotos de Roberto Garaicoa

El crecimiento exponencial de la producción de cerdo y las deficiencias en otros tipos de crianzas, ha hecho que el país apueste con fuerza por el programa porcino. En la década de los 80 del pasado siglo se producían en Cuba alrededor de 520 000 toneladas de diversos tipos de carne, hoy la cifra ronda los 272 000,  y de estas, unas 156 000 son de carne de cerdo, una producción que ha demostrado su eficacia a partir de un modelo de gestión en el que se combina la cooperativa, el productor privado y la empresa estatal.

Como requisitos para incorporarse a esta iniciativa, los productores porcinos deben poseer (o un familiar de él) unos 2 500 metros cuadrados de tierra y trabajarla, para que de esta forma tenga cómo producir el alimento complementario para la crianza. También debe contar con una serie de documentos que norman la actividad y que deben estar avalados por el Instituto de Medicina Veterinaria, Planificación Física, el Citma, Recursos Hidráulicos, Higiene y Epidemiología y la compatibilización con la Defensa. Más tarde, ubicados en una cooperativa, la dirección municipal que atiende la actividad porcina autoriza su gestión.

En la Mesa Redonda de este martes se precisó que la tramitación tiene dos etapas, una para los principiantes y otra para los que se reincorporan a este proceso. Estos últimos se exponen a menos procedimientos.

Hoy el país cuenta con unos 9 700 productores, pero para lograr el crecimiento productivo al que se aspira, que se acerque un poco más a la demanda de la población, es preciso que los actuales aumenten sus capacidades y que se sumen más productores.

Ramón Brunelis, director del Grupo Porcino del Ministerio de la Agricultura, añadió que se hace cada vez más pertinente que quien se incorpore a este programa garantice un por ciento importante del alimento animal, ya que esta entrega que ellos deben facilitar ha presentado inestabilidad desde finales del año pasado.

El directivo Carlos Ortiz argumentó que al cierre de 2013 “nos quedamos con una deuda de alimentos con los productores y si a esto le añades el sobrecumplimiento que tuvimos de unas 3 mil toneladas, el déficit fue más contundente. En el mes de marzo tuvimos una mejor situación y prevemos que se estabilice la entrega a mitad de este año”.

Sobre la estrategia para incentivar la incorporación a la producción porcina, Brunelis alegó que “tenemos un programa de capacitación a nivel de todas las bases productivas y en cada municipio donde se produce carne de cerdo, de forma tal que se vaya afianzando esta actividad”.

Destacó en su intervención que en las ciudades no se pueden criar cerdos, y que siempre han existido normas sanitarias que lo regulan.

En esta línea de pensamiento, el Doctor Roberto Sosa, por su parte, insistió en que las exigencias con estos trabajadores son amplias porque de todas estas licencias, controles y regulaciones depende que no se contamine el medio ambiente, y a su vez no se perjudique la salud de la población. Al mismo tiempo hizo énfasis en que si se tiene un número de cerdos que no supera las 50 cabeza, se puede recurrir a variantes que no tienen que ser biodigestores para procesar los residuales. Pero cuando se supera esta cuantía, lo más recomendable es instalar esta tecnología o un sistema de lagunas. Subrayó igualmente que a los productores con convenio con el Estado se les garantizan el apoyo de las instituciones científicas del ramo, para asistirlos con la capacitación e instalación de estas propuestas favorables al entorno.

Juan Carlos Domínguez, director de la Dirección de Control Productivo del Minal, aclaró que la producción de cerdo no se concentra en un 90 por ciento en el Turismo, sino que el 40 por ciento se destina para producir carnes en conserva que luego se dedican al consumo social (la merienda escolar, los hospitales, las casas de abuelo, los comedores obreros); el otro 30 por ciento (unas 50 mil toneladas) se comercializa de forma directa a la población y el 30 por ciento restante va para el Turismo y a las tiendas en CUC.

Adelantó que se están haciendo varias inversiones con el objetivo de mejorar el procesamiento industrial. “En Ciego de Ávila se está montando una industria y una empacadora, al tiempo que pretendemos lograr más especialización con los cortes en los mataderos”.

Carlos Ortiz refirió que la fábrica de pienso líquido tiene una importancia muy grande, por ello está previsto que en Holguín, en Camagüey y en Ciego de Ávila existan estas capacidades productivas.

Sobre el tan controversial tema de los precios, Ramón Brunelis dijo que aunque “no somos los rectores de la política de precios, en gran medida este comportamiento obedece a que hoy no se satisface el 50 por ciento de la demanda que tiene la población de carne de cerdo, y que actualmente el crecimiento no se ve tanto porque solo el 40 por ciento se comercializa de forma directa, ya que es importante atender los programas sociales. Por ello el gran reto es cumplir el programa de desarrollo porcino de cara al 2020, solo así los por cientos para la comercialización directa aumentarán”.

El Doctor Roberto Sosa volvió a precisar que la carne de cerdo tiene más vitamina B 12 que la de res, y que si se le quita la capa de grasa exterior, tampoco tiene mucho de este contenido. “Así que lo que hay es un mito y lo que recomiendo es que la disfruten”.

En la Mesa Redonda directivos de los Ministerios de la Agricultura y de la Industria Alimentaria respondieron las preguntas y opiniones de la población sobre la producción porcina en el país.

Ramón Brunelis, director del Grupo Porcino del Ministerio de la Agricultura, añadió que se hace cada vez más pertinente que quien se incorpore a este programa garantice un por ciento importante del alimento animal.

El directivo Carlos Ortiz argumentó que al cierre de 2013 “nos quedamos con una deuda de alimentos con los productores y si a esto le añades el sobrecumplimiento que tuvimos de unas 3 mil toneladas, el déficit fue más contundente.

En esta línea de pensamiento, el Doctor Roberto Sosa, por su parte, insistió en que las exigencias con estos trabajadores son amplias porque de todas estas licencias, controles y regulaciones depende que no se contamine el medio ambiente.

Juan Carlos Domínguez, director de la Dirección de Control Productivo del Minal, adelantó que se están haciendo varias inversiones con el objetivo de mejorar el procesamiento industrial.