Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda ^[1]

Fotos de Roberto Garaicoa

Este fue el saldo de la jornada electoral del domingo en Colombia: el candidato por el Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, acumuló el mayor número de votaciones en la primera vuelta de los comicios presidenciales con un 29,28 por ciento. Mientras, el candidato-presidente Juan Manuel Santos registró un 25,68 por ciento.

Como ninguno de los principales contendientes alcanzó el 50 por ciento más uno de los votos, el 15 de junio habrá que ir a una segunda vuelta. Y desde ya, comenzó la carrera en busca de alianzas con los aspirantes que resultaron derrotados en los comicios.

En ese sentido, Santos convocó a los excandidatos Clara López, Enrique Peñalosa y Marta Lucía Ramírez a «unirse a la cruzada por la paz», respaldando las actuales negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que buscan poner fin a más de medio siglo de conflicto armado. Por su parte, Zuluaga también aludió a sus competidores, pero hizo énfasis en la conservadora Marta Lucía Ramírez, a quien invitó a sumarse a su campaña.

En opinión de la Doctora Ana Teresa Badía,  esta ha sido una campaña plagada de escándalos. “Hubo mucho dinero por la parte de Óscar Zuluaga, mientras las abstenciones se comportaron en un 60 por ciento, solo comparable con lo que ocurrió en 1994. A lo que hay que sumar que el 6,1 por ciento de las boletas también estuvieron en blanco, lo que evidencia el desprecio de los colombianos por la política tradicional”.

Y aunque habrá que ir a balotaje, la analista se detuvo en lo favorable que resultó en esta primera ronda de los comicios la tranquilidad que hubo en el país, “lo cual fue posible por la postura conciliatoria, con el cese de las hostilidades, del Ejército de Liberación Nacional y de las Fuerzas Armadas de Colombia, Ejército del Pueblo.

Para ella, la otra gran sorpresa de estas presidenciales fue que Clara López, del Polo y la Unión Patriótica,  alcanzara el cuarto lugar. “Lo que demuestra que hay un discreto avance de la izquierda en este país”.

En la Mesa Redonda de este lunes, la panelista se detuvo en que estas elecciones están marcadas por el contexto de las fuertes inequidades económicas. “La situación social y sobre todo en las zonas rurales es adversa. Hay ausencia de un programa general para el desarrollo del país. Por ello no debe llamar la atención que solo un 21 por ciento de los encuestados consideraban importante la paz, para ellos era más importante otras garantías. Sin embargo, las campañas presidenciales estuvieron marcadas por polarizaciones en torno a la paz”.

Sobre los principales contendientes, Juan Manuel Santos y Óscar Zuluaga, alegó que tienen diversos matices que los distinguen: “el primero representa a la derecha y el segundo a la ultraderecha, pero ambos proponen modelos neoliberales. Más en el caso de Zuluaga, quien tiene fuertes vínculos con Uribe, su elección sería una vuelta de tuercas. Este candidato no defiende la paz, y recrudecería las políticas neoliberales. Su postura respecto a la paz encuentra sustento en que la guerra en Colombia es un negocio, con lo que beneficiaría a las élites que engordan sus fortunas con el negocio de la industria de la guerra”.

Ana Teresa Badía defendió la idea de que la segunda vuelta el 15 de junio promete ser muy reñida. “Estaremos asistiendo a jornadas de polarización política. La abstención es presumible que cambie, y que se acuda más a las urnas”.

Santos, en el poder desde 2010 y en busca de la reelección con la promesa de sellar la paz que desde noviembre de 2012 negocia con la guerrilla más antigua de América Latina, ya llamó de inmediato a los colombianos a elegir el 15 de junio entre «el fin de la guerra» o la «guerra sin fin», y tendrá apenas tres semanas para convencer al electorado y buscar alianzas con sectores más progresistas, como el izquierdista Polo Democrático que, con Clara López al frente, alcanzó el cuarto puesto en las urnas con un 15,2 por ciento y a Enrique Peñalosa, del Partido Verde, que obtuvo un 8,2 por ciento, ambos críticos del Gobierno, pero apoyan el proceso de paz.

Mientras, el candidato opositor reiteró que, de ganar la segunda vuelta electoral, suspenderá  «provisionalmente» los diálogos de paz, e hizo exigencias a las FARC-EP,  si quieren negociar el fin del conflicto. Zuluaga detalló un cese unilateral del fuego y que los jefes rebeldes que están acusados de «delitos graves» paguen un mínimo de seis años de cárcel, entre otros reclamos. El candidato podría virarse hacia la conservadora Marta Lucía Ramírez, ex ministra de Defensa de Uribe, y tercera en preferencia con el 15,5 por ciento de los votos y muy cercana a su posición de fuerza contra la guerrilla, en busca de alianzas.

UCRANIA Y EL NUEVO PRESIDENTE

También este domingo las urnas fueron protagonistas en la vida de los ucranianos, quienes se decidieron por Petro Poroshenko, oficialmente consagrado como presidente de Ucrania, luego de que la Comisión Electoral Central anunciara su victoria en el primer turno con el 54 por ciento de los votos.

Petro Poroshenko, conocido como el «Rey del chocolate» por su compañía de dulces, es un integrante sólido del Top 10 de la lista de Forbes de Ucrania, pero además no es un hombre que llega improvisadamente a la vida política. Según el experto Santiago Pérez, no se trata de un novato en estos asuntos, estuvo al frente de la campaña presidencial del año 2005 y fue ministro de Desarrollo Económico y Comercio durante el último mandato de Víctor Yanukóvich.

Sobre la dinámica de estos sufragios, se conoció que en segundo lugar se situó la ex primera ministra Yulia Timoshenko, por delante del líder del Partido Radical de Ucrania, Oleg Liashko.

En opinión del experto Santiago Pérez, la participación en las elecciones no fue desfavorable, aunque en las regiones de Lugansk y Donetsk las tensiones continúan y no participaron en estas votaciones.

El nuevo presidente no solo tiene en su agenda la situación en el este de Ucrania, sino las relaciones con Europa y Rusia. Sobre las operaciones que emprende el Ejército de Kiev contra las poblaciones prorrusas, ha dicho que seguirá adelante con la operación, pero quiere cambiar su formato con plazos más cortos. Mientras respecto a Moscú, manifestó su interés de reunirse con el presidente Vladimir Putin, ya que “Rusia es el mayor vecino de Ucrania y sin su participación sería imposible parar la guerra y llevar la paz al este del país”.

Con Europa también tiene un camino que recorrer, sin olvidar a los Estados Unidos, como ha enfatizado Santiago Pérez, que es la principal potencia que ha estado avivando la desestabilización interna en esa nación y quien persigue acercar con más fuerza la OTAN a Rusia.

Para el analista, estas votaciones generan legitimidad alrededor de los que detentan el poder, y ofrece al nuevo presidente la posibilidad para estabilizar un diálogo con todas las ciudades de la región del Este, que reclaman una mayor descentralización política y administrativa, y que votaron por la secesión en un reciente plebiscito.

La Mesa Redonda dedicó su emisión de Comenzando la Semana al análisis del cierre de la primera vuelta en las elecciones presidenciales en Colombia y al impacto de la contienda electoral de Ucrania.

En Colombia el candidato por el Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, acumuló el mayor número de votaciones en la primera vuelta de los comicios presidenciales con un 29,28 por ciento. Mientras, el candidato-presidente Juan Manuel Santos registró un 25,68 por ciento.

En opinión de la Doctora Ana Teresa Badía, sobre los principales contendientes, Juan Manuel Santos y Óscar Zuluaga, alegó que tienen diversos matices que los distinguen: “el primero representa a la derecha y el segundo a la ultraderecha, pero ambos proponen modelos neoliberales.

Este domingo las urnas fueron protagonistas en la vida de los ucranianos, quienes se decidieron por Petro Poroshenko, oficialmente consagrado como presidente de Ucrania, luego de que la Comisión Electoral Central anunciara su victoria en el primer turno con el 54 por ciento de los votos.

En opinión del experto Santiago Pérez, la participación en las elecciones no fue desfavorable, aunque en las regiones de Lugansk y Donetsk las tensiones continúan y no participaron en estas votaciones.