¿Habéis oído hablar alguna vez de los Haqqanis? No. Lo creo. Como al Qaida, del que nunca había oído hablar nadie antes del 11-S, la “Red Haqqani” ha emergido en tiempo de necesidad para justificar la próxima guerra de EE.UU., Pakistán. La afirmación del presidente Obama de que había exterminado al líder de al Qaida Osama bin Laden, desinfló la amenaza de ese coco que sirvió durante tanto tiempo. Una organización terrorista que abandonó a su líder, desarmado y sin defensa, como presa fácil de asesinar, ya no parecía formidable.

A pocos días para que se cumplan 10 años de la invasión imperialista a Afganistán, la situación se agrava allí. Un informe de Naciones Unidas asegura que en los primeros ocho meses del presente año el número de víctimas aumentó en 80 por ciento, en tanto se registró un promedio de unos 2000 hechos violentos por mes. En Mesa Redonda sobre el mundo a mitad de semana, los periodistas Bárbara Betancourt, Leonel Nodal y Óliver Zamora, explicaron que Estados Unidos está tratando de salir de Afganistán y ya comenzó una discreta retirada militar, pero elevó el número de contratistas.

La explosión de una mina al paso de un autobús que regresaba de una boda en el oeste de Afganistán mató a 16 personas, entre ellas 11 niños, anunciaron las autoridades locales. Las minas artesanales disimuladas en las rutas son una de las armas predilectas de los rebeldes talibanes. El drama se produjo en la provincia de Herat.

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, hizo un llamado hoy a defender la Organización de Naciones Unidas (ONU) para transformarla y convertirla en un ente “que sirva a los derechos legítimos de los pueblos en vez de obedecer a las arbitrariedades de los países ricos y poderosos”. Durante su intervención en la ONU, organismo que votará el próximo 25 de octubre por vigésima vez en rechazo al bloqueo unilateral de Estados Unidos contra Cuba, Rodríguez invitó a reafirmar el papel rector de la Asamblea General y refundar el Consejo de Seguridad.

Uno tras otro, los fracasos de la ONU son el argumento -más que irrefutable- para conducir al “Organismo Internacional” al “banquillo de los acusados” y a su extinción si insiste en su patología actual. Ya sabemos que sus fracasos seriales nada tienen de inocentes. Sin atenuantes. No hay palabrería “diplomática” que alcance para esconder las barbaridades perpetradas. ¿Quién es responsable de los errores estruendosos y macabros de la ONU? ¿Todos los países asumen, por igual, su corresponsabilidad?

Durante las operaciones militares, así como la reconstrucción de posguerra en Irak y Afganistán durante la última década, Estados Unidos ha desperdiciado alrededor de 30.000 millones de dólares. Esta cifra constituye la sexta parte del dinero de los contribuyentes enviado a estos países. Esta conclusión fue realizada por una comisión del Congreso de EE. UU. que analizó los contratos militares, y recientemente fue emitida por los medios locales.