Casi 300 000 estudiantes universitarios acuden ya a las aulas en Cuba, donde ese nivel de enseñanza constituye un derecho humano, una oportunidad y un desafío, cuando el país entero se empeña por mantener sus logros a pesar de no pocos obstáculos, en los que pesan el impacto negativo de la crisis económica que sacude al mundo, el bloqueo de Estados Unidos y la subversión político-ideológica que impulsa también el poder norteño contra la nación caribeña.

Con el 10 por ciento del presupuesto dedicado a tan decisivo nivel de la educación, índice de la prioridad que le asigna el Gobierno que desde 1959 multiplicó con creces el quehacer de las tres universidades símbolos: la casi tres veces centenaria Universidad de La Habana, la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, y la Universidad Marta Abreu de Las Villas, esta educación superior es gratuita y de calidad, dos anhelos y exigencias por los que no pocos jóvenes en el mundo luchan en las calles.