La Puerta del Sol, el bastión de los indignados (+Video)

Protestas en la Puerta del Sol, EspañaMás de 4.000 personas, según la policía, respondieron al llamamiento que corrió por las redes sociales en apenas unas horas para reunirse a las ocho de la tarde en la Puerta del Sol. La multitud se sentó en el suelo y el silencio recorrió la plaza. “¿Queréis que nos quedemos aquí?”, preguntó una chica con un megáfono. El “sí” unánime desató los aplausos. El kilómetro cero de Madrid volvió a convertirse en un campamento, esta vez mucho más numeroso que el que había desalojado la policía en la madrugada del martes, apenas unas horas antes. La intención: permanecer en Sol hasta el 22 de mayo.

Cercados por cerca de 300 policías que controlaban todas las calles aledañas a la plaza, los manifestantes fueron abarrotando Sol al grito de “lo llaman democracia y no lo es” o “menos policía y más educación“. A las ocho en punto, un aplauso, acompañado de una sonora pitada, marcó el comienzo de la protesta. Había jóvenes y no tan jóvenes. Carmen Rivero, de 51 años, estaba casi emocionada: “Nos han quitado la dignidad pero estamos empezando a recuperarla”.

El movimiento que comenzó el pasado domingo con multitudinarias manifestaciones en más de 50 ciudades de España en protesta por la crisis económica y política no se detiene y a apenas cinco días de las elecciones autonómicas y municipales los indignados, como ya se les conoce, han tomado el protagonismo de la campaña electoral. La plataforma Democracia Real Ya!, convocante de las marchas del domingo, se desvincula ahora del movimiento. “Nosotros solo lo empezamos, ahora son los ciudadanos los que se han organizado”, dijo Carlos Paredes, uno de sus portavoces, que aprovechó las cámaras de los medios de comunicación para pedir “a aquellos que quieren montar gresca que se queden en casa”.

Insisten en que es un movimiento pacífico, que aboga por “despertar la conciencia social” y se desmarcan de cualquier partido político o asociación. “Somos ciudadanos y tenemos derecho a indignarnos”, gritó una joven a través del megáfono. E indignada estaba Andrea Foch, que no dudó en introducirse en el tumulto empujando el carrito de su bebé de unos meses.Tiene 27 años y a los cinco meses de embarazo la echaron de la escuela infantil en la que trabajaba como educadora porque iba a ser madre. “Para indignarse, ¿no?”, pregunta mientras inicia una consigna que enseguida cala entre la gente y se repite: “Indignados y organizados“.

Con la decisión de acampar en la plaza tomada al grito de “¡no nos vamos!” y “no tenemos casa nos quedamos en la plaza”, una chica que tomó la palabra durante la asamblea exigió compromiso. “Si decimos que sí es que sí, que luego nos quedamos pocos y nos pegan”, dijo en referencia a la carga policial que desalojó el campamento espontáneo que se había formado el domingo. Los manifestantes contestaron con risas y aplausos.

Y tras las decisiones, comenzó la organización del campamento. A las once de la noche una lona gigante celeste cubría parte de la plaza y el suelo estaba alicatado con cartones. En Tirso de Molina se montó un puesto gratuito de comida y bebida, que se fue abasteciendo a medida que avanzaba la noche por medio de donaciones. Un cocinero, por ejemplo, llevó hasta 40 litros de salmorejo. “Que esto no se convierta en un botellón”, advirtió desde el principio un grupo de jóvenes, que se hizo cargo de la organización.

Se crearon cinco comisiones: alimentación, comunicación, infraestructuras, acción y actividades y asesoramiento legal ante posibles denuncias. Todo el que quisiera colaborar solo tenía que decirlo. En torno a las tres de la madrugada, la Puerta del Sol seguía llena de gente y las mantas y los sacos de dormir se amontonaban alrededor de la estatua de Carlos III a lomos de su caballo. Las garrafas de agua comenzaron a pasar de mano en mano. Y el goteo de voluntarios que se acercaban al caballo de Carlos III preguntando qué podían hacer no paraba.

Los policías, aún en sus posiciones, siguieron sus movimientos desde lejos. Apostados ante la sede del Gobierno regional, que estaba flanqueado por nueve furgones policiales, y en las calles cercanas. Pero en esta ocasión, si no había disturbios, los agentes no pensaban desalojar a los jóvenes, informa F. J. Barroso. Por si acaso, el campamento estaba preparado. Si intentaban desalojarlos, los acampados tenían varios ramos de margaritas y claveles para repartir entre los agentes. La protesta se convirtió casi en una fiesta con música y corrillos de gente sentada sobre los cartones.

De lo que tampoco se olvidaron ayer los manifestantes fue de los 19 detenidos en los disturbios que se produjeron el domingo al término de la marcha, y que ayer salieron en libertad con cargos. Los jóvenes aseguran que la policía detuvo, además, a cinco menores de edad. Conscientes del eco que ha tenido su acción, con réplicas en numerosas ciudades de España, los indignados quieren ahora que su voz llegue a todo el mundo y animan a sus “vecinos europeos” a secundar las protestas.

Cerca de las tres de la madrugada todavía había centenares de personas. Una pancarta enorme con el lema “Lo llaman democracia y no lo es” fue colgada de un edificio del centro de la plaza. La policía advirtió a los organizadores de que no se podía beber en la calle y, por el megáfono, los jóvenes no dejaron de advertir a la gente para que nadie entrase en el campamento con bebidas alcohólicas. Los agentes también les informaron de que no podían juntarse grupos de más de 20 personas, bajo la amenaza de dispersarlos. Una misión casi imposible ante la cantidad de gente. La primera noche al raso en Sol, pintaba larga.

(Con información de Patria Grande)

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