Después de Strauss-Kahn, dudas y deudas

Por: Ernesto Montero Acuña, Prensa Latina

Dominique Strauss-KahnComo una demostración de que mientras mayor es la altura, peor es la caída, el escándalo en torno a Dominique Strauss-Kahn, exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), introdujo numerosas dudas en el contexto internacional, no solo europeo, ni únicamente económico y político.

Días después de la detención en Nueva York, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, reconoció el 16 de mayo que su gobierno se encuentra en el límite del endeudamiento autorizado por el Congreso, lo que traerá catastróficas consecuencias, incluida la suspensión de inversiones en dos importantes planes de pensiones.

Medios periodísticos difundían, por otro lado, que la mayor parte de los créditos o compromisos de otorgarlos por el FMI, más del 60 por ciento, son destinados a países de la Unión Europea (UE), para la cual alcanzan unos 92 mil 400 millones de euros (un euro igual 1.40776 dólares estadounidenses).

Polonia cuenta con una línea flexible de 21 mil millones de euros, de la que todavía no ha hecho uso, y Portugal recibió el más reciente préstamo, por cerca de 26 mil millones de dólares, para encabezar una lista que también integran Grecia, con enormes recortes y manifestaciones, e Irlanda y Rumania.

A Strauss-Kahn se le consideraba involucrado de lleno en la crisis que abate a estos países, no solo a Grecia, España y Portugal, por citar solo los tres casos más descollantes ahora.

Se insiste en que el economista galo aspiraba a competir por la presidencia francesa en las próximas elecciones ante Nicolás Sarkozy, impulsor de los bombardeos a Libia, y se le suponía interesado en evitar cualquier desastre bajo su mandato al frente del Fondo.

Si esto era así respecto del organismo financiero, se supone que mucho más lo sería acerca de un escándalo de faldas, a las que no parecía ajeno, aunque sin tan elevadas consecuencias como en este caso.

La oportunidad en que el hecho ocurre, provoca conjeturas, pues el ejecutivo trataba de maniobrar, en lo posible, para que la crisis económica y financiera europea fuera menos desastrosa en aquella región, lo que a su vez tendría consecuencias para Estados Unidos, el país donde fue detenido como un vulgar delincuente.

Como circunstancia adicional figura que su defenestración ocurre, como antes se apuntó, cuando se le consideraba seguro competidor por la primera magistratura de su país, al frente de los socialistas, con máximas posibilidades de éxito.

¿Beneficiaba aquel futuro previsible a todas las naciones europeas? Podría asegurarse que posiblemente no a todas; aunque, si bien Strauss-Kahn no se encuentra nada distante de las fórmulas económicas neoliberales, parece evidente que favorecía a sectores y países dominantes en la UE.

¿Hubieran sido favorable el saldo para Estados Unidos? Parece que no, según la tendencia republicana prevaleciente en la Unión Americana, ante el presidente Barack Obama, cuya reelección dependerá mucho de cómo pueda capear las adversidades.

El estadounidense John Lipsky se mantiene ahora como director gerente del FMI, que se afirma continúa “su trabajo normal” y anuncia una “elección transparente” hasta la primera decena de junio, en la que esperan competir por primera vez figuras del mundo en desarrollo contra las tradicionales europeas, al frente del FMI desde 1946.

Estados Unidos ha ocupado, por su parte, la presidencia del Banco Mundial (BM) también desde entonces y, entre ambos, ostentan hoy el máximo poder de voto, con el 50 por ciento, en un mundo financiero globalizado y polarizado, a juicio de las mayorías.

Con posterioridad a que Strauss-Kahn fuera detenido en el aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, a bordo de un avión de Air France que lo trasladaría a París, se abren agudas interrogantes sobre un hecho que no parece deberse a las posibles veleidades del prominente funcionario internacional.

Al menos, no solo a ello.

Tal presunción la refuerza que este ciudadano francés, a quien el 57 por ciento de sus connacionales considera víctima de un complot, fue sometido a vigilancia especial en la Penitenciaría de Nueva York, debido a que presuntamente hubiera sido capaz de suicidarse, aunque nunca lo había intentado.

Un millón de dólares de fianza y una garantía de otros cinco millones, como aval bancario, le abrieron las puertas de la prisión extrema.

Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research, ha afirmado a la prensa que la posterior dimisión del exdirector gerente del FMI podría hacer que las cosas cambien para peor en lo que a Europa se refiere.

Strauss-Kahn, también exministro de Finanzas francés, debería de haberse reunido en Europa el domingo posterior a su detención con la canciller alemana, Angela Merkel, para tratar sobre el deterioro de la situación económica en Grecia.

Se trata de un país bajo una contracción del cuatro por ciento, este año, lo que se considera una consecuencia del draconiano ajuste acordado para reducir su deuda externa mediante el control del gasto público, privatizaciones, severas medidas de ajuste, y supresión de empleos y de beneficios sociales.

Era conocida la oposición de Strauss-Kahn, electo para dirigir el FMI en septiembre de 2007 en sustitución del español Rodrigo Rato, a la continuidad de las medidas llamadas de austeridad, por considerar que agravarían aún más la situación del país helénico.

Lacrónicavirtual, página web española, publicó en esos días que el economista galo jugó también un papel crucial en la negociación de los llamados paquetes de ayuda para Irlanda y Portugal, por lo que “su abrupta desaparición de escena se considera particularmente desafortunada”.

Algunos medios difunden que puede estar en peligro “la propia existencia del FMI como la principal institución encargada de ayudar a garantizar la estabilidad financiera” de varios países europeos afectados.

Con respecto a la situación en el norte de África y el Oriente Medio, Strauss-Kahn había dicho: “lo que ha ocurrido … es una buena lección para nosotros porque nos muestra que no es suficiente tener en cuenta sólo las grandes cifras macroeconómicas”, sino que “tenemos que ver mucho más allá de eso”.

¿Sería esto del agrado de sectores claves en las potencias dominantes?

Por lo pronto el diario francés Le Figaro ha publicado que la camarera presuntamente agredida conocía que el economista “era una personalidad importante”, pues su foto había sido dada a conocer a los empleados, según declaraciones de una limpiadora de habitaciones en el centro.

La presunta víctima, una inmigrante africana de 32 años, procedente de Guinea, madre soltera de una adolescente y residente en el Bronx, se hace llamar Ofelia, pero se divulga que su verdadero nombre es Nafisatu Dialo.

La mujer, francófona y de cerca de 1,80 metros de estatura, según Le Figaro, se mudó a Nueva York el invierno pasado y posee un permiso permanente de residencia en Estados Unidos, en donde al parecer vive en un bloque de apartamentos.

Un hermano suyo la califica como “buena musulmana” y añade que desde que se desató el escándalo ha sido enviada “a un lugar secreto” de Nueva York, mientras que el futuro de Strauss-Kahn se muestra incierto, si bien menos que el de los países en crisis.

De todas formas, ¿a quién favorece su detención? Parece mejor esperar a que se defina su sucesor, designación de por sí portadora de precisiones.

Es bueno recordar que el 24 de abril de 2009, hace dos años, el BM y el FMI advirtieron que el anuncio de sacar a millones de pobres de la miseria hasta el 2015, entre los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, se había tornado ya irrealizable como consecuencia de la crisis, particularmente en África.

Muchos se preguntan: ¿es práctica habitual que se proteja a todos los africanos y africanas de abusos aún mayores? Ojalá así fuera, opinan analistas.

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