Limoneros en Franja de Gaza

limonerosPor: Laura Antillano, escritora

Eran Riklis es un cineasta israelí cuya filmografía expresa una mirada crítica a la acción del Gobierno de su país sobre Palestina. Por casualidad conocimos su filme Los limoneros, el cual relata la historia de una viuda palestina, Salma, quien ha heredado de su padre un campo de limoneros y está dedicada al cuidado de estos, que le producen sustento a través de la preparación de dulcería que vende al mercado.

Sus hijos adultos ya no la acompañan y vive sola en su casa dedicada al trabajo, pero ocurre que enfrente de sus limoneros se muda el ministro de la Defensa israelí, en la frontera entre Israel y Palestina. El ministro ordena acabar con los limoneros porque considera ese campo una amenaza.

Salma lucha contra eso, con todos los procedimientos legales. La película se detiene en detalles que señalan la agresión sobre Salma, pero también la situación de la vida cotidiana de la esposa del ministro, como especie de prisionera en su casa, rodeada de la vigilancia instaurada por su marido y donde ella no tiene arte ni parte (al final, ella abandona al marido). De Salma tenemos imágenes de su niñez acompañando al padre en el cuidado de los limoneros, y las circunstancias de los hábitos aprendidos a través del tiempo en su soledad vigilada, descubriendo ante aquella cerca con alambre de púas y policías acosantes, el final de una paz de la que disfrutaba en su espacio vital.

Nos resulta un excelente filme y lo traemos a colación, como pueden imaginarse, a raíz de la feliz intervención de la brasileña Dilma Rousseff al dar el discurso inaugural del debate en la ONU, ante 193 países, solicitando el reconocimiento de Palestina como Estado soberano. Los aplausos a la Presidenta de Brasil señalan la importancia de poner el tema sobre la mesa, aun bajo la protesta obvia y previsible de Obama, para quien “la paz no se puede imponer entre israelíes y palestinos”.

El polvorín levantado con la gestión de Palestina continúa, la legitimación de Palestina ante los organismos internacionales es una necesidad inaplazable y es una respuesta urgente a circunstancias como el ataque contra Gaza en enero de 2009 y el de la Flotilla de la Libertad en mayo 2010, sin contar sucesos del día a día.

Noam Chomsky expresa con palabras simples las razones del obstáculo mayor: “Para desbaratar este conflicto, será necesario desmantelar la ilusión reinante de que Estados Unidos es un ‘honesto intermediador’ que trata desesperadamente de reconciliar a adversarios recalcitrantes, y reconocer que las negociaciones serias serían entre Estados Unidos e Israel y el resto del mundo. Si los centros de poder de Estados Unidos pueden ser obligados por la opinión popular a abandonar décadas de rechazo, muchas perspectivas que parecen remotas súbitamente podrían tornarse posibles“. (Noam Chomsky. Gaza en crisis).

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