El resultado de las elecciones efectuadas la víspera en Paraguay podría abrir un camino hacia el regreso de Paraguay al Mercosur siempre con el nuevo gobierno, de acuerdo con las primeras reacciones regionales registradas.

Debe señalarse, en primer lugar, el pragmatismo en las posiciones sobre el tema del presidente electo, Horacio Cartes, muy diferentes a los agresivos planteamientos reiterados todo el tiempo por el gobierno de Federico Franco, con ataques permanentes al bloque integracionista.

Los mensajes de la presidenta argentina, Cristina Fernández, y del presidente pro témpore del Mercosur, el mandatario uruguayo, José Mujica, abogaron por el posible fin de las sanciones a Paraguay, causadas por la expedita destitución, en junio pasado, del presidente Fernando Lugo.

“Te esperamos en el Mercosur”, señaló Fernández en una suerte de propuesta para que el ejecutivo de Cartes lleve al país a retomar el camino a favor de la integración latinoamericana, y Mujica lo invitó a asistir a la Cumbre de la organización a celebrarse el próximo junio en Montevideo.

La nueva situación en relación con el Mercosur y lógicamente con la Unasur que resultó de los comicios paraguayos, también sirvió para resaltar el fracaso de Franco quien, durante meses, pretendió ignorar el aislamiento internacional ejemplificado por la mencionada suspensión.

Ese revés está implícito en las declaraciones hechas a Prensa Latina por el peruano Salomón Lerner, jefe del Grupo de Alto Nivel de la Unasur para Paraguay, quien señaló una suerte de itinerario a recorrer para dicho reintegro, el cual pasa por la toma de posesión de las nuevas autoridades.

Punto importante será, seguramente, la anulación del acuerdo adoptado hace meses por el actual Parlamento desconociendo el Tratado sobre defensa de la democracia que el gobierno de Lugo había firmado con la Unasur.

En definitiva, todas las posiciones adoptadas por Franco y su gobierno contra los bloques integracionistas y en rechazo al ingreso de Venezuela al Mercosur, siempre apoyadas por Washington y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, pueden quedar ahora en el olvido total.

( Prensa Latina)