UNEAC: El arte y la cultura no son para guardarlas en “cajas de caudales”

El amor a la cultura cubana palpita en nuestra organización. Foto: Abel Rojas

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba está celebrando sus 55 años, seguida de una verdadera saga cultural que se remonta a 1961, cuando Nicolás Guillén dirigía a los artistas y escritores de toda Cuba.

Hacer el recuento de los aportes de la UNEAC a la cultura no es ahora lo más necesario, sino exponer cuánto pudo hacerse y cuánto más podrá hacer la UNEAC por llevar el arte y la cultura a la calle y llevar la calle hasta sus asociaciones.

Más de nueve mil integrantes de la UNEAC pueden ofrecer el conocimiento del arte y la cultura en las escuelas, universidades, institutos, Casas de Cultura, Instructores de Arte, lugares de recreación y turismo, programas de radio y televisión donde pueden ofrecer comentarios y orientar a los realizadores y el público masivo. Pueden llegar hasta los centros penitenciarios.

La UNEAC nunca puede dar la imagen de un centro fantasmal, lleno de oficinas. La UNEAC con todos sus recursos, con todos sus integrantes debe ser una verdadera Unión, llena de artistas e intelectuales intercambiando opiniones, invitando a los nuevos creadores a que expongan lo suyo y a que comprendan todos los caminos que nos ofrece la cultura.

Constantemente vemos turistas y visitantes que quieren encontrarse con los creadores de la cultura y al arte cubanos. Lo vemos en las peñas y tertulias, pero, eso debe ser sistemático. La UNEAC nacional tiene peculiares escenarios: la sala Villena, la sala Nicolás Guillén y el Hurón Azul.

El arte y la cultura no son para guardarlas en “cajas de caudales”, es para sacarla a la calle. Más que preocuparnos por lo “banal”, que —según Fernando Ortiz— lo encontramos hasta en las composiciones operáticas, el momento es para decir cuánto falta por levantar el arte popular, masivo, de millones. Las fiestas, los carnavales, verbenas, tradiciones orales hay que reavivarlas; ahí hay una riqueza inagotable. Cuando el pueblo se encuentra con el arte a montones, a manos llenas, seguro que va a seleccionar lo que verdaderamente lo atrae, por su ingenio y fuerza creativa. La sabiduría popular está palpitando constantemente en el espacio.

El poeta Pablo Neruda dijo: “Yo quiero que todos los poetas canten la rosa roja, los días del sol sobre la arena y en noches de sombra tempestuosa. Yo quiero que todos canten sus amores… si no lo hicieran estarían traicionando sus propios mandatos imperiosos. Pero hay una traición más aterradora, y es la de que nuestro canto no comparta, no recoja o no guíe los caminos del hombre”.

Hay que guiar, o al menos mostrar el camino de las artes y la cultura, en su esencia popular a las grandes masas. Hay mucho arte hecho para todos, con atractivos suficientes, lo importante es saber adecuarlos a los millones de consumidores.

Las llamadas “Bellas Artes” conllevan largos años de entrenamiento para entenderlas, pero siempre hay caminos más amables, más sencillos. No olvidemos que el arte debemos hacerlo con nitidez: asequible, practicable. Recordemos la tarea que emprendió José Martí con La Edad de Oro para los niños.

La UNEAC debe dar a los cubanos, todo aquello que la escuela, por falta de tiempo, o por falta de programas más culturales, no puede dar en el transcurso de los planes de estudio. También pueden utilizar las Casas de Cultura como medio de “extensión cultural” para que estén habilitadas con los mejores creadores.

Los temas candentes de las telenovelas, los musicales, son medios de atracción masiva que la UNEAC debe aprovechar. Las confusiones musicales que ahora se presentan, hay que discutirlas cara a cara con el público delante. El objetivo no es criticar un movimiento musical o artístico, sino enfrentarlo, discutirlo y reconocer cuándo un movimiento creativo ha sido creación de grupos humanos que, a la larga pertenecen al pueblo, fruto y reflejo de los tiempos. En el menor de los casos, esos creadores pueden debatir y confrontar sus creaciones para mejorarlas, por el aquello de que no hay arte malo, sino mal facturado.

El Canal Educativo puede interesarse más aún en utilizar sus programas para que los artistas y escritores comuniquen, de la mejor manera los intereses de la cultura cubana.

No debemos olvidar que, desde los tiempos de la colonia, los propios colonizadores trataban de imponer su arte “eurocentrista”, por encima del arte de los criollos, negros, hispanos y chinos. Afortunadamente, no sin tropiezos, los artistas cubanos supieron siempre tomar las invasiones culturales y transformarlo en “sistema propio”, como nos enseñó Orlando Taxonera.

Observemos en música —el mejor ejemplo— los ritmos y novedades europeas y, después las variantes del charlestón, el one step, fueron detenidas por la resistencia del son, después del mambo con el maridamiento del danzón y el son. Más adelante el cha cha chá y otras variantes. Con artistas no menos colosales: Ernesto Lecuona, Dámaso Pérez Prado, Benny Moré, Miguel matamoros, Ignacio Piñeiro, Arsenio Rodríguez, Enrique Jorrín, Richard Egües y Rafael Lay, los hermanos Cachao, Antonio María Romeu y cientos de cantantes y músicos y agrupaciones musicales.

El arte y la cultura cubanos son muy fuertes, una verdadera potencia de América, la UNEAC está en el deber de mostrar ese poderío ya.

(Con información del sitio web de la UNEAC)

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