A la escuela hay que llegar puntual…

 A pesar de haberse implementado una organización del proceso docente, no fue suficiente para impedir interpretaciones erradas de algunos docentes. Foto: Ismael Batista

A pesar de haberse implementado una organización del proceso docente, no fue suficiente para impedir interpretaciones erradas de algunos docentes. Foto: Ismael Batista

Un debate comenzó en las redes sociales hace algunos días, y se extendió a escala social, hasta llegar a la redacción de Granma, en la voz de varias familias inconformes.

Los motivos: padres que al llevar a sus hijos a la escuela el miércoles 3 de enero –fecha prevista en el calendario escolar para reiniciar las clases cuestionaron alarmados el hecho de que solo los vieron compartir con unos pocos compañeros; mientras, en varios centros educacionales, algunos docentes (des)informaron a la familia que el comienzo se realizaría el día 8 de ese mes.

De uno y otro lado (escuela y seno familiar), responsabilidades encontradas emergieron con respecto al rol de la educación de los hijos, en un fenómeno que no se circunscribe solo a la capital cubana, y que tampoco constituye algo nuevo, si tenemos en cuenta que siempre iniciar un año, ciclo de trabajo o estudio, luego de celebrar alguna fecha o tomar un descanso, puede despertar la pereza.

Sin embargo, Granma analizaba, en  un comentario publicado el pasado miércoles 10 de enero, bajo el título ¿Cuestión de época o responsabilidad?, las implicaciones en el plano de la formación de valores desde edades tempranas, que han de  velar por la asistencia a la escuela y la puntualidad, así como por algunas de las causas en el orden del desarrollo de la educación –como la necesidad de enaltecer aún más la profesión del magisterio–, que impactan en la actuación de los docentes y la representación que ellos tienen de su papel en la sociedad.

Varios fueron los comentarios de los usuarios de este rotativo en su portal digital, entre ellos el de Florentino Blanco, quien cuestionó la posición de padres y madres que aceptan «de forma pasiva, cualquier justificación para que sus hijos» no asistan a clases; o el cibernauta denominado yk, para quien «no es problema de época (…) es de responsabilidad, tanto de padres, maestros y por qué no, de las autoridades educacionales …».

Pero si bien un eje transversal del problema constituye el papel de las alianzas entre los diversos factores que deben influir en el proceso educativo de nuestros hijos —léase familia, comunidad y su red de instituciones, y la escuela—,  quisimos compartir con nuestros lectores la visión de la Dirección Provincial de Educación (DPE) en la capital, la cual instrumentó una serie de procedimientos organizativos para garantizar el comienzo del periodo.

CUMPLIR LO ESTABLECIDO

Cabe señalar que el calendario escolar se encuentra regulado en resolución 36/2017 del Ministerio de Educación (Mined), y debe ser dominado por directivos, docentes y familiares. De ahí que, en reunión realizada en el mes de noviembre con los directores municipales –señala a Granma Yanet Hernández, directora provincial de Educación– se les explicara la organización laboral de los días 3, 4 y 5 de enero, en aras de garantizar la apertura de las escuelas en todos los niveles educativos en una fecha de alta significación para la familia.

Para ello, los directivos de cada centro entregaron en diciembre la relación nominal de los docentes que viven en otras provincias, con el propósito de planificar las actividades docentes. La situación más complicada, en el caso de la capital, la presenta la enseñanza secundaria básica (s/b), por ser la de mayores problemas con la cobertura docente y, por ende, la de mayor cantidad de maestros (2 066, lo que representa el 56,4 % del total) de 11 provincias del país que prestan servicio en la capital, y viajan en esa época del año al merecido descanso.

El regreso a La Habana de los docentes de otras provincias estaba previsto para el día 4 de enero, agregó.

Y muchos se preguntarán por qué, si las clases comenzaban el 3 de enero, los docentes llegaron a la capital un día después; otros, como Ivis, quien escribió en nuestra página web, cuestionarán por qué Educación no hizo extensivo hasta el día 6 de enero el reinicio del curso escolar.Las opiniones estarán divididas en dependencia de los intereses y las subjetividades individuales.

Lo cierto es que, ante la necesidad de velar por el descanso de los docentes, se determinó realizar una organización escolar diferente para estos centros. La orientación fue entonces impartir clases en las escuelas de todas las enseñanzas, y en el caso de las 180 s/b de la provincia, hacerlo en aquellas asignaturas donde estaba presente el maestro, argumentó Hernández. En ese sentido, para las que así lo requirieran, porque sus maestros se encontraban de regreso hacia la capital, se orientó combinar la impartición de clases con un programa de «actividades complementarias», que iban desde la proyección de películas, talleres de apreciación, tiempo de deporte y biblioteca, así como ejercicios con el «Pa’ que te eduques», entre otras.

Las direcciones municipales y la provincial de Educación organizaron el chequeo de estas actividades, explicó, que contó con la presencia de funcionarios de ambas estructuras a cada centro institucional, así como el control de la asistencia de docentes y estudiantes, y de las actividades planificadas. Asimismo, se creó un puesto de dirección para recibir durante el día estas notificaciones.

Como resultado, según informe al que tuvo acceso Granma, en las secundarias básicas, de un total de 2 557 docentes a asistir, fueron a las escuelas 2 353 –lo que representa el 92,0%–, mientras en la totalidad de las enseñanzas la cantidad de alumnos que fueron a las aulas oscila entre el 56 % y el 64 %.

«Con los maestros que se ausentaron de forma injustificada, puntualizó la Directora Provincial, en estos momentos se realizan los análisis pertinentes».

Las ausencias de los estudiantes –según se registró– estaban dadas por viajes junto a sus padres a otras provincias o estímulos familiares, agregó Hernández, y señaló que, aunque no se recibieron quejas en la DPE y tampoco emergió de los controles realizados a los centros, se considera «una violación grave e imperdonable de la disciplina laboral» el hecho de que una escuela o maestro de cualquier enseñanza se haya atribuido el inicio de las clases el día 8.

«Con ello se está mal formando al niño y dejando en entredicho las orientaciones de Educación», apuntó, y añadió que precisamente, para que ello no ocurriera, se hicieron reuniones de padres y se buscaron otras vías de divulgación, entre ellas, cada escuela debía poner un cartel en su puerta informando sobre el inicio de las clases el día 3.

«Nosotros somos defensores de que donde mejor está el alumno es en la escuela, pues allí está seguro, está recibiendo enseñanzas educativas», arguyó.

No obstante, como bien argumentó la Directora Provincial, «pudimos haber organizado muchas cosas, pero todo atraviesa por la voluntad de los hombres. Si no está a tono con lo que se orienta, y todo lo que debemos hacer para seguirnos ganando el respeto de la familia y la comunidad, no sirve de nada».

Sobre el rol de la familia, dijo que aunque esta se caracteriza por ser disciplinada, existe un segmento que a veces no envía a sus hijos a la escuela por razones no siempre justificadas.

La práctica demostró que todo lo planificado no fue suficiente y que, como  bien manifestara Hernández, «debemos seguirnos multiplicando y llegando a las escuelas, en función de que se cumpla lo que está establecido».

Pero el fenómeno va más allá y pasa por causas multifactoriales —como se indicó en anterior trabajo—, entre ellas el reto de seguir velando por la calidad del proceso docente educativo; la efectividad del control y la exigencia en cada eslabón de la cadena; y asumir conscientemente que la formación de valores debe transversalizar a la educación en cada esfera de actuación que esta se manifieste.

(Tomado de Granma)

K.R.M

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