Líderes cubanos en la Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU): Fidel Castro y Raúl Castro (+Video)

El Comandante en Jefe Fidel Castro participó en cuatro ocasiones en la Asamblea General de la ONU:

El 26 de septiembre de 1960, cuando pronunció un memorable e histórico discurso, no solo por su contenido, sino por su duración de cuatro horas y 20 minutos, en el que denunció el estatus colonial impuesto por Estados Unidos a Cuba antes de 1959, demandó el respeto al derecho de los pueblos a la autodeterminación y condenó la injerencia de Washington en América Latina y el saqueo por los monopolios de las riquezas de la región.

En 1979, durante el 34 Período de Sesiones, cuando Cuba presidía el Movimiento de Países No Alineados, el 12 de octubre sentenció: ante el plenario de la Asamblea General «Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era (…)».

Agregó entonces: «Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la humanidad», una aseveración que completó con estas interrogantes-denuncias: «¿Por qué unos pueblos han de andar descalzos para que otros viajen en lujosos automóviles? ¿Por qué unos han de vivir 35 años para que otros vivan 70? ¿Por qué unos han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos?».

En 1995 a propósito del quincuagésimo aniversario de la organización, Fidel se pronunció ante la ONU el 22 de octubre: «El anacrónico privilegio del veto y el uso abusivo del Consejo de Seguridad por parte de los poderosos, entronizan un nuevo colonialismo dentro de las propias Naciones Unidas».

«Es que el surgimiento de un mundo unipolar ha acentuado tendencias hegemonistas que intentan actuar por encima de las Naciones Unidas. Se pretende imponer la voluntad de la potencia hegemónica al Consejo de Seguridad y usarlo de instrumento para avasallar al mundo. (…) Es nuestro deber, frente a este peligro y otros males que nos amenazan, luchar resueltamente por democratizar las Naciones Unidas; que la Asamblea General ocupe el lugar que le corresponde; que el Consejo de Seguridad deje de usurpar sus funciones y de actuar a sus espaldas. Cesen los privilegios. Que el carácter de miembro permanente deje de ser atributo casi exclusivo de países europeos o de potencias nucleares o naciones superricas. No es posible vacilar. Luchemos decididamente para que se concedan dos puestos permanentes, en un Consejo de Seguridad ampliado, a América Latina, dos al África, que no poseen ninguno, y se añadan dos más al Asia, donde vive el 60 por ciento de la población mundial».

El 6 de septiembre de 2000 al participar en la Cumbre del Milenio, sus pronunciamientos fueron breves y contundentes: «Tres decenas de países desarrollados y ricos que monopolizan el poder económico, tecnológico y político, se reúnen aquí con nosotros para ofrecernos más de las mismas recetas que han servido sólo para hacernos cada vez más pobres, más explotados y más dependientes».

Agregaba también: « La humanidad debe tomar conciencia de lo que hemos sido y de lo que no podemos seguir siendo. Hoy nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores éticos y recursos científicos suficientes para marchar hacia una nueva etapa histórica de verdadera justicia y humanismo».

«Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana. ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!». Ese era el llamado a todos.

El 28 de septiembre de 2015, el General de Ejercito Raúl Castro. Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, se dirigió por primera vez al pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sus palabras fueron la continuación de las posiciones inalterables de la Revolución Cubana:

«Se niega a la humanidad el derecho a vivir en paz y su derecho al desarrollo. Es en la pobreza y la desigualdad donde deben buscarse las causas de los conflictos, generados por el colonialismo y el despojo de las poblaciones autóctonas, primero, y más tarde por el imperialismo y el reparto de esferas de influencia».

(Con información de Juventud Rebelde)

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