Educación Superior: Desarrollo sostenible y políticas públicas en Cuba

El ministro de Educación Superior, José Ramón Saborido Loidi, ofrece conferencia inaugural del Congreso Universidad 2018, en el teatro Karl Marx, en La Habana, Cuba, el 12 de febrero de 2018. ACN FOTO/Omara GARCÍA MEDEROS/sdl

En 2018 se celebró en Córdoba, Argentina, la III Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe (CRES 2018). En esa ocasión se nos solicitó una toma de posición como país sobre los temas a debatir, la cual fue publicada[1] y sirvió de base a la conferencia inaugural del Congreso Internacional UNIVERSIDAD 2018 también publicada.  En ocasión del inicio del curso académico 2019-2020, consideramos conveniente retomar de forma contextualizada algunas ideas expresadas entonces.

Las Reformas Universitarias en Cuba.

El Padre Félix Varela es el precursor de nuestras reformas universitarias, mediante el combate a la escolástica, la introducción del racionalismo y la enseñanza experimental en ciencias naturales, y sobre todo la formación de la juventud y la promoción de una conciencia nacional que conduciría a la lucha por la independencia medio siglo después.

Enrique José Varona promueve la creación de nuevas carreras de ciencias naturales, técnicas y agropecuarias, pero sus reformas quedaron inconclusas por no corresponderse con el modelo neocolonial bajo la tutela de los Estados Unidos, favorecido por el entreguismo de la burguesía cubana.

La Reforma Universitaria de Córdoba[2] en 1918 tuvo un impacto profundo en la educación superior cubana. Las ideas de la transformación de la enseñanza superior y la imbricación de la Universidad en el desarrollo social penetraron en el pensamiento del estudiantado cubano. Bajo el liderazgo de Julio Antonio Mella, en 1922 se creó la Federación Estudiantil Universitaria y en 1923 el Primer Congreso Nacional de Estudiantes acordó luchar por los mismos principios de la Reforma de Córdoba y se proclamó la Reforma Universitaria, aunque Mella advirtió que la transformación real de la universidad y su vinculación definitiva con la sociedad, solo sería posible con un cambio social de naturaleza revolucionaria.

Ese cambio social fue posible por el triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 y Fidel proyectó desde bien temprano que “lo que interesa no es formar técnicos, sino técnicos integrales, ciudadanos mejores”[3].

Al respecto, en los próximos meses se cumplen 60 años de tres históricos discursos de Che en las tres universidades entonces existentes. En la Universidad de Oriente consideró a la Universidad “la gran responsable del triunfo o la derrota, en la parte técnica, de este gran experimento social y económico que se está llevando a cabo en Cuba” , en la Universidad Central de Las Villas  planteó  “que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no solo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo”, y en la Universidad de la Habana profundizó en el papel de las universidades en el desarrollo económico y social y en el tema de las vocaciones [4]. Por su vigencia, es conveniente analizar nuevamente estos discursos y ser consecuentes con su legado en el nuevo contexto.

El 10 de enero de 1962, se proclamó por el Consejo Superior de Universidades la Ley de Reforma de la Enseñanza Superior[5], que sentaría las bases de los profundos cambios que transformarían los estudios universitarios y la participación social de la Universidad en Cuba. La Reforma encaminó la universidad hacia nuevos rumbos, entre ellos:

a) Mayor articulación de la Universidad a las necesidades del desarrollo del país. En particular las carreras universitarias se transformaron en la dirección de una mejor vinculación de la formación al desarrollo del país.

b) Se produjo una gran movilidad social que permitió incorporar estudiantes y profesores, cuya composición social terminaría por cambiar radicalmente la universidad y la confirmaría como espacio de la joven revolución.

c) Se crearon los cimientos institucionales iniciales de la investigación universitaria, sobre la base de un consenso en torno a la necesidad de incorporar la investigación y la formación de alto nivel a la vida universitaria.

d) Se crearon amplios planes de becas con todos los aseguramientos para dar posibilidades reales de acceso a la universidad a los hijos del pueblo.

La Reforma Universitaria de 1962 fue uno de los hechos más trascendentales de las transformaciones revolucionarias en el país y creó los cimientos de la nueva universidad. Como expresara Carlos Rafael Rodríguez: “De un solo golpe, encontraban el adecuado escenario operacional el racionalismo de Varela, el experimentalismo de Luz y Caballero, el pragmatismo positivista de Varona y las ideas educacionales de Martí…” [6]

Todo lo anterior le permitió a Fidel afirmar que “esta era una Revolución de obreros, campesinos y estudiantes”.  “La Reforma ha de concebirse pues, como un movimiento que no se detiene jamás, como una actitud perpetua de renovación y superación”[7].

Las transformaciones que ha vivido la educación superior cubana desde 1959 han permitido crear una fuerte red de 50 instituciones con 122 centros universitarios municipales a ellas adscritos, graduar de casi millón y medio de profesionales y aportar importantes resultados científicos al desarrollo del país.

Venimos construyendo  un modelo de universidad  humanista, moderna y universalizada; científica, tecnológica, innovadora y desarrolladora; ampliamente vinculada a la sociedad, su sector productivo, sus territorios y comunidades; y profundamente comprometida con la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

La universalidad de la educación superior, el potencial humano que reúne y su creciente capacidad de producir, diseminar y contribuir al uso social de los conocimientos, junto a su permanente disposición a participar activamente en el desarrollo del país, la convierte en un actor relevante de las transformaciones que hoy tienen lugar.

Educación superior y políticas públicas en Cuba.

La educación superior cubana ha estado fuertemente involucrada desde el 2011 en el proceso de “Actualización del modelo económico y social cubano”, en base a los documentos del VII Congreso del PCC [8] y a la Constitución.

A las universidades no solo les corresponde responder a las nuevas demandas, sino que han participado en las trayectorias que están dando forma a las nuevas políticas y están implicadas en su implementación.

A partir de ello se trabaja en el perfeccionamiento de los procesos docentes de grado y posgrado, desde el corto y mediano plazos, de forma que se garantice el potencial humano necesario cuya preparación técnica, integral y ciudadana le permita trabajar por los objetivos estratégicos del desarrollo.

Lo anterior implica consolidar la equidad, inclusión, transparencia y reconocimiento social que han caracterizado al sistema de acceso a la educación superior. Supone también adecuarlo a los nuevos retos, incrementando capacidades de ingreso, potenciando para ello diferentes vías a los variados tipos de cursos y aprovechando mejor las oportunidades que brindan las TIC.

Todo ello supone una mejor articulación con el resto del sistema educativo, que posibilite la necesaria preparación y motivación de los jóvenes y que influya en el acceso, permanencia y egreso de éstos.

Se trata de continuar mejorando la pertinencia y calidad de un sistema de educación superior totalmente gratuito, desde el grado hasta el posgrado, que incluye alojamiento en residencias estudiantiles y alimentación para todo joven que lo requiera.

La formación de doctores, a través de programas cuyos currículos y agendas de investigación que estén bien articuladas a la economía y la sociedad, constituye una alta prioridad. Se prevé para el 2030 pasar de unas 650 hasta 1000 defensas de doctorado anuales, en edades más tempranas.

Las universidades tienen un peso determinante en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y están muy implicadas en las políticas aprobadas para el perfeccionamiento del Sistema, las relaciones universidad-empresa, las empresas de alta tecnología, el desarrollo de parques tecnológicos, entre otros.

Las políticas de Estado en proceso de implementación se proponen fomentar la interacción entre el sector académico, científico, productivo y toda la sociedad, lo que supone la formación integral del personal docente necesario para ello y la actualización de los programas de formación e investigación de las universidades.

Todo esto está articulado con amplia instrumentación jurídica en proceso avanzado de aprobación o implementación y con el sistema de trabajo del Gobierno, con una muy fuerte implicación de las universidades en términos de reclamos y de apoyo. Nos encontramos quizás en el mejor momento histórico de la vinculación de la universidad con la sociedad.

La educación superior está involucrada en todos los sectores estratégicos contenidos en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: construcciones, electroenergético, TIC, logística integrada de transporte, logística integrada de agua, turismo, servicios técnicos profesionales, alimentos, industria farmacéutica y biotecnológica, agroindustria azucarera y derivados e industria ligera.

Los documentos aprobados y la práctica de la vinculación universidad-sociedad, demandan el incremento de las investigaciones sociales y su creciente articulación a la toma de decisiones, lo cual constituye un reto.

La gestión de la calidad ocupa un lugar importante en la educación superior. Cuba cuenta con un sistema maduro de evaluación y acreditación de programas e instituciones. Actualmente están acreditados aproximadamente el 70% de las carreras de pregrado y de los programas de maestría y doctorado, así como un 50% de las instituciones de educación superior.

En las políticas de Estado aprobadas se enfatiza la necesidad de avanzar en los procesos de desarrollo territorial y ello constituye un objetivo estratégico para la educación superior. Se fomenta la gestión universitaria del conocimiento y la innovación para el desarrollo local a través del trabajo de las universidades, centros universitarios municipales, grupos, programas y redes, contribuyendo al desarrollo territorial en temas vitales como la producción de alimentos, vivienda y hábitat, salud, energía, medio ambiente,  trabajo socio comunitario integrado,  gobierno en línea,  informatización de la sociedad local y comunicación para el desarrollo.

Consideraciones finales.

En la CRES 2018 arriesgamos algunas 10 consideraciones sobre  los desafíos que compartimos como comunidad universitaria latinoamericana y caribeña, y que no es procedente analizar en este espacio. Tendremos esa oportunidad en  el 12do Congreso UNIVERSIDAD 2020, que celebraremos en febrero con una amplia participación nacional e internacional, bajo el lema “La universidad y la agenda 2030 de desarrollo sostenible”, que será un espacio de concertación y seguimiento  de la Declaración y el Plan de Acción de la CRES 2018.

Consideramos que la política de nuestro Gobierno de respaldo y confianza hacia la educación superior, nos reta a crecernos para estar a la altura de las demandas de nuestro desarrollo económico y social como país, en las difíciles condiciones que nos imponen el escenario mundial y el bloqueo imperialista.

El curso académico 2019-2020 será de avance en los aportes de las universidades para que el conocimiento y la innovación sean motores de desarrollo del país y de cada uno de nuestros territorios.

Para ello contamos con un claustro revolucionario de excelencia y con un estudiantado en formación como profesionales competentes y comprometidos con su Revolución.

[1] Ver Saborido, J. (2018): “Educación superior: desarrollo sostenible y políticas públicas. Visión desde Cuba”. En: Educación superior en América Latina y el Caribe. Estudios retrospectivos y proyecciones. IESALC-UNESCO y Universidad Nacional de Córdoba. http://www.iesalc.unesco.org.ve y en www.editorial.unc.edu.ar

[2] AA.VV., (1918): Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de Córdoba. Argentina. Universidad Nacional de Córdoba. En: https://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/manifiesto-liminar.

[4] Guevara, Ernesto Che: Obras 1957-1967, 2 t., Casa de las Américas, La Habana.

[5]Consejo Superior de Universidades (1962): Bases fundamentales de la Reforma de la Enseñanza Superior. Gaceta Oficial de la República de Cuba.

[6] Rodríguez, Carlos Rafael (1962):” La Reforma Universitaria”. En: Letra con Filo, tomo iii, Ediciones Unión, La Habana,1987.

[7] Consejo Superior de Universidades (1962) La Reforma de la Enseñanza Superior en Cuba p.22.

[8] Se trata de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista; Bases el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos; Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el Período 2017-2021. Uno de los seis ejes estratégicos del mencionado Plan Nacional es el de “Potencial humano, ciencia, tecnología e innovación” que sin dudas interpela muy directamente a la educación superior. http://www.granma.cu/

(Tomado del Ministerio de Educación Superior)

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