Frente al espejo ensangrentado de Egipto

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

La semana comenzó con un Egipto más enardecido, que preocupa a no pocos por las secuelas sangrientas de los enfrentamientos y la prolongación de los acontecimientos a un tiempo que no avizoran ni los expertos, y quizá ni el mismísimo jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, el hombre que el ex presidente Mohamed Mursi utilizó para cambiar a la cúpula militar hace menos de un año y que ahora se ha vuelto contra él, demostrando que en Egipto el Ejército actúa de forma autónoma y que ellos llevan las riendas de la nación.

Este último argumento, de raíces históricas, es el que expuso el especialista Ulises Canales, en la Mesa Redonda de este lunes, para validar su criterio de que la deposición de Mursi no ha estado sujeta a un golpe de Estado, sino que es el desenlace de un comportamiento de medio siglo.

«Mursi ha sido el quinto presidente que ha tenido el país y el primer civil e islamista en ocupar este cargo. Los últimos 50 años del poder en Egipto (30 de ellos con Hosni Mubarak a la cabeza) han estado en manos de los militares. Por ello no me sorprende el hecho de que esta sea la cúpula que hoy domine al país».

En su opinión, esta ola de protestas y de contradicciones internas responde al enfrentamiento de dos proyectos: el de los Hermanos Musulmanes —quienes estuvieron muchos años en la clandestinidad—, y de donde salió el depuesto Mursi; y el laico-liberal de una burguesía «mimada» por Mubarak.

«No se trata —expresó Canales— de un enfrentamiento entre buenos y malos, o solo de un problema religioso (aunque de esto sí tiene un fuerte componente). Estamos hablando de una lucha por el poder».

Volvamos a Mursi, figura clave para entender los días que corren en el país de las pirámides. Prometió un gobierno para todos los habitantes de este país, sin embargo sus acciones se distanciaron de estas palabras conciliadoras. Reportes de prensa dan cuenta de que no fue capaz de resolver los problemas económicos y sociales del país y que la firma de un decreto con el que se aumentaban sus poderes, además de impulsar una Constitución (noviembre de 2012) de tintes islamistas, aprobada por la Asamblea Constituyente, dominada por sus partidarios, aceleró su caída.

Ante su proyecto constitucional la oposición se incomodó y denunció que recortaba derechos y libertades, además de abrir la puerta a una interpretación islamista de la ley.

Precisamente el día que se cumplía el primer aniversario de su llegada a la presidencia, el 30 de junio, miles de egipcios se echaron a las calles para protestar contra sus políticas. El 3 de julio se concretó el fin de su carrera de mandatario.

El Ejército juega ahora un papel intervencionista en la política, rol que ha desempeñado en no pocas ocasiones. Justamente Abdel Fatah al Sisi fue quien anunció que suspendía la Constitución e instauró un gobierno civil interino con el jefe de la Corte Constitucional Suprema, Adly Mansour, como presidente hasta que fueran convocadas nuevas elecciones. Pero los egipcios no creen mucho en este periodo de tregua y expresan su inconformidad sin descanso. En criterio de Ulises Canales, la transición que ellos pretenden no se va a lograr bajo la paz que ellos desean o aspiran.

Los Hermanos Musulmanes, por su parte, pretenden seguir luchando por mantener sus principios fundacionales de preservar la cultura islámica. Son, además, la primera gran organización islamista político-social suní de la historia y la de más relevancia y seguimiento de Oriente Medio ya que más allá de Egipto, cuentan con una gran relevancia en países como Jordania, Palestina o Siria.

Su gran aspiración es la de un Estado guiado por la «Sharía» o Ley Islámica, que debe ser la única fuente de derecho. No defienden la revolución o la lucha armada sino participar en el sistema pese a que desde sus orígenes se han visto obligados a combatir recelos, torturas, persecuciones y periodos en la clandestinidad.

Ulises Canales compartió que EE.UU. no cuestionó la ayuda militar de un ejército de su principal aliado, Israel. Desde Europa se dice que este es un conflicto que no se podrá resolver internamente, pero Egipto es el país más populoso del mundo árabe, por donde pasan más de 2 000 vuelos militares anualmente, por lo cual Canales no da crédito a una posible intervención.

Este experto consideró que esto pudiera tener una salida al estilo argelino en los años 80 y 90. Mientras tanto, las grandes potencias alimentan los deseos de reconstruir y levantar el país después de esta marea devastadora, lo cual les proporcionará jugosas ganancias. Visión que todos compartimos.

La semana comenzó con un Egipto más enardecido, que preocupa a no pocos por las secuelas sangrientas de los enfrentamientos y la prolongación de los acontecimientos a un tiempo que no avizoran ni los expertos

El especialista Ulises Canales, en la Mesa Redonda de este lunes, expuso que la deposición de Mursi no ha estado sujeta a un golpe de Estado

"Mursi ha sido el quinto presidente que ha tenido el país y el primer civil e islamista en ocupar este cargo"

Los últimos 50 años del poder en Egipto (30 de ellos con Hosni Mubarak a la cabeza) han estado en manos de los militares

Mursi prometió un gobierno para todos los habitantes de este país, sin embargo sus acciones se distanciaron de estas palabras conciliadoras

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