La crisis noquea la capacidad de aguante de las familias españolas

La familia ya no da más de sí. Como fortín de resistencia contra la crisis, el núcleo familiar está superado por los acontecimientos. Cada vez son más los hogares en que todos los miembros en edad de trabajar engrosan las filas del desempleo. Según un estudio de la Fundación ‘La Caixa’, el sistema de protección social español adolece de peligrosas grietas.

De acuerdo con el volumen ‘Crisis y fractura social en Europa. Causas y efectos en España’, la institución familiar presenta ya “limitaciones obvias” para atender todas las necesidades sociales que afloran con la recesión. A ello se suman dos factores que agravan la situación: el modelo de flexibilidad laboral se ha mostrado especialmente perverso para amortiguar el golpe del hundimiento económico y las políticas sociales están muy lejos de compensar las desigualdades que genera el mercado.

En una de cada cinco hogares con todos sus componentes en paro vive alguna persona mayor de 65 años, lo que confirma la percepción de que los jubilados colaboran con sus ingresos de forma crucial en la supervivencia de la progenie. El número de estos hogares se ha triplicado desde 2008 y ya suma 300.000 familias.

La investigación, que analiza los efectos de la crisis en España, Francia, Dinamarca y Reino Unido, pone de manifiesto que nuestro país retiene el dudoso honor de ser el estado en el que más crecido la pobreza severa. Tanto es así que los españoles figuran en tercera posición en el ranking de las 27 naciones de la UE en cuanto al grado de desigualdad.

Las pensiones, la sanidad pública y el sistema educativo han aminorado el impacto de la crisis, una virtud que no se puede predicar de otras áreas del modelo de protección social. Para los autores del estudio, las penurias que soportan los ciudadanos proceden no solo del paro, sino también de las deficiencias de un sistema débil en lo que concierne a políticas de protección por desempleo, de rentas mínimas, familiares y de vivienda.

La caducidad de las ayudas sociales da lugar a que la proporción de personas que pueden escapar del asedio de la pobreza sea la más exigua de las analizadas, de manera que supone el 51,7%, en claro contraste con Francia (70%) o Dinamarca (66%). Lo más grave es que la probabilidad de que las personas que han logrado salir de la pobreza vuelvan a caer en ella al cabo de dos años es superior en España. Como destacó Miguel Laparra, coordinador del estudio, a corto plazo España es el estado con mayor proporción de personas atrapadas por la pobreza al cabo de dos años, un porcentaje que escala al 54,6%.

Así las cosas, la crisis se ceba especialmente con los jóvenes. La mitad de los que tienen entre 18 y 34 años permanece en el hogar con sus padres, frente al 17% de Dinamarca, el 34 % de Francia y el 39 % del Reino Unido.

En términos comparativos, el Estado del bienestar español ha aumentado su cobertura, pero muy por debajo de lo que han hecho otros países para combatir la pobreza. En España las prestaciones son de menor cuantía, su distribución es desigual y su duración es más corta.

A juicio de Begoña Pérez, profesora de la Universidad Pública de Navarra, la sociedad española ha intentado sortear las dificultades con la solidaridad familiar, pero “muchas familias se están viendo sobrepasadas”. Un dato elocuente es que hay un 7,6% de los hogares en que todos los miembros en edad de trabajar están en paro, una proporción que duplica la tasa de los demás países analizados.

La tesis de que el mercado laboral español es demasiado rígido no se sostiene. Antes al contrario, la dualidad entre empleos fijos y temporales revela “un extraordinario nivel de flexibilidad externa”, a través de los despidos. La destrucción de empleo se cifra en un 11% entre 2007 y 2011. El número de desocupados se ha multiplicado por 2,7. El crecimiento del paro del paro ha pasado del 9,2 en 2005 al 22% en 2011. La caída del empleo se ha ensañado con el sector secundario de los empleos temporales de baja cualificación, fenómeno que ha perjudicado sobre todo a jóvenes y extranjeros.

En cambio, países como Francia, el Reino Unido y Dinamarca han preservado mucho mejor el empleo, con una evolución similar del PIB en ese periodo. El desempleo en 2010 se colocaba en algo menos del 8 % en Dinamarca y el Reino Unido, y en el 9,3 % en Francia. La protección del empleo, combinada con fuertes dosis de flexibilidad interna (reducción de jornadas y reestructuración de actividades), ha funcionado con éxito para evitar el aumento del paro en estas naciones.

(Con información de Finanzas.com)


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