Respuesta a opinión emitida por un televidente sobre uso de espacios públicos en Granma

Teniendo en cuenta la queja emitida sobre el espacio creado en el Teatro Manzanillo se precisan los siguientes apuntes:

El patio del Teatro Manzanillo no esta arrendado a un particular, pues la institución pertenece al consejo de las Artes Escénicas en Granma y es presupuestada, condición que no permite hacer arrendamiento.

El área del patio del teatro Manzanillo se utiliza como espacio alternativo para desarrollar diferentes actividades independientemente del teatro.

Desde enero del 2015 se desarrolla un espacio fijo los viernes, sábado y domingo, de 8:30pm-2am, conocido como “La noche con Talía”, donde se presentan artistas del municipio y de otros territorios. Para ello conveníamos con el trabajador por cuenta  propia, Aliens Erix González Martínez, inscrito  2782/4012-8720-6033, folio: 0184526  CI : 82102728704  con  Licencia  653682,  sito  en  Caridad 171  /  Plácido  y  Luz  Caballero  Manzanillo,  Granma,  brindando  tres  veces  a  la  semana oferta  gastronómica,   aprobado por  el  Consejo  de  Dirección  de las Artes Escénicas. Se resalta que el funcionamiento del espacio fue también a propuesta del gobierno    municipal   del  territorio.   Tenemos   que  señalar   como  elementos   positivo  que el público que asiste al patio del Teatro Manzanillo no tiene acceso a la institución, por lo que la misma no sufre ningún deterioro a causa de esta actividad y que el hecho de que los jóvenes bailen con videos musicales bien seleccionados, no significa que el lugar se halla convertido en una discoteca.

En una investigación reciente a través de una encuesta realizada por la UJC del municipio, su secretario informó que los jóvenes (dígase en las universidades, preuniversitarios y entrevistados en la calle) tenían como preferencia en sus fines de semana asistir al Costa Azul, el Bodegón y el Patio del Teatro Manzanillo, a partir de las propuestas culturales que se realizan allí.

Se señala que en la ciudad han ocurrido hechos violentos en los últimos meses que malintencionadamente se le han atribuido al espacio en cuestión, lo que ha sido aclarado pertinentemente por la dirección del Teatro con el MININT, el Partido y el Gobierno del municipio, quedando comprobado que ninguno de los hechos ocurridos sucedieron en el patio del Teatro Manzanillo.

Teniendo  en  cuenta las  políticas  trazadas   se  reguló los decibeles  de  la  música así como el   horario  establecido  de 8.30 pm a  2.00am

2 Comentarios »

  • Cusy Martínez dijo:

    Manzanillo, ciudad
    Junio de 2016

    Aclaraciones pertinentes

    Soy manzanillera de pura cepa, me llamo Esperanza Martínez Llópiz, tengo 61 años de edad, de los cuales más de 20 he permanecido trabajando en Cultura, aquí en esta misma ciudad cuyos destinos me inquietan cada día más, sobre todo cuando a estas alturas del devenir histórico-social cubano sufro con frecuencia el increíble desarrollo de sucesos como los que ahora mismo estoy viviendo en carne propia.
    Estudié y me gradué como Licenciada en Español y Literatura, y luego recibí varios cursos de postgrado, superación y actualización, hasta llegar incluso a obtener el título de máster en Desarrollo Cultural Comunitario.
    Empecé mi trayectoria laboral en el sector como especialista del Centro de Promoción para la Cultura Literaria Manuel Navarro Luna, luego laboré en la Casa de la Cultura, a continuación fui directora municipal de Cultura y finalmente pasé a dirigir el Teatro Manzanillo, hace ya 14 años.
    Con este emblemático teatro, como todo manzanillero genuino, tuve siempre algo que ver, pero más directamente durante la época en que dirigía Cultura en Manzanillo, cuando comenzó el movimiento de tierra para su restauración y lo que es hoy era apenas un proyecto de papel comprensible en su plenitud solo por arquitectos e ingenieros civiles.
    En esos días de reuniones a cualquier hora, inconvenientes frecuentes y obstáculos por vencer; sin tener la menor idea de que algún día trabajaría y viviría para el mismo la mayor parte de mis horas diarias estos últimos años, establecí para siempre una muy especial relación con ese teatro donde alguna vez trabajara Carlos Manuel de Céspedes, la cual no pocas veces, llegó a complicar mi vida íntima y familiar.
    La restauración concluyó después de no pocas peripecias, yo pasé a dirigirlo desde el primer minuto, a partir de entonces han pasado ya 14 años y durante ese tiempo, a riesgo de parecer inmodesta, he acumulado determinado prestigio, fácilmente comprobable con solo preguntarle a cualquiera de los artistas que aquí se han presentado.
    A cambio de dicho prestigio nunca aspiré a reconocimiento alguno, porque siempre consideré elemental deber el esfuerzo dedicado a conseguirlo; además, el hecho de alcanzarlo, aunque se evidenciara mediante un pequeño comentario privado, ya era para mí un premio.
    Por el contrario, no he parado de solicitar orientaciones adecuadas y recursos o condiciones indispensables para poder seguir trabajando mientras me lo permitieran mis fuerzas. Eso, también puede comprobarse, siempre que se le pregunte a alguno de los compañeros honestos que hayan sostenido relaciones de trabajo conmigo, durante estos últimos 14 años.
    Resulta que ahora ese mismo prestigio, ganado con mucho sudor y no menos sacrificios, corre el riesgo cierto de ser pisoteado, enlodado o por lo menos ignorado injustamente de un plumazo.
    Y lo que más me asombra y duele, entre quienes pretenden hacerlo figuran varias personas cuya responsabilidad y contenido de trabajo deben -por obvia fuerza mayor- incluir el claro conocimiento de esta realidad para, entre otros deberes, actuar en consecuencia llegado un momento como el actual; es decir, adoptar una conducta con estricto apego a la verdad, diametralmente opuesta a la que se empeñan en mantener hoy.
    Tal vez el escritor Ambrose Bierce experimentaba una situación similar a la mía, cuando nos dejó dicho: “Hay una diferencia mínima entre querer el bien y querer el mal, porque en ambos casos se trata de dirigir la misma voluntad”.

    (…)

    A continuación paso a reproducir, corregido y precisado, un documento que ya circulé antes, con el cual aspiro a conseguir explicar, de manera clara y sucinta, la esencia de lo que me está pasando y mi posición ante los hechos.

    Una relatoría necesaria sobre La noche con Talía
    Manzanillo, 23 de junio del 2016
    (Nueva versión corregida, ampliada y comentada)

    1.-Durante el último trimestre del 2014 diferentes instituciones y organismos fueron convocados al Hotel Guacanayabo, para proyectar acciones que pudieran contribuir al desarrollo del turismo en la localidad; como representante del Gobierno se encontraba el Vicepresidente William Borrero Cintra. Se solicita allí la elaboración de proyectos para su posterior análisis y aprobación.
    2.-Como representante del Teatro Manzanillo, elaboré un proyecto que inicialmente se llamó Saboreando la noche con Talía, el cual puse luego en las manos del Vicepresidente Borrero Cintra.
    3.-En diciembre de ese mismo año, en reunión efectuada en el salón del Poder Popular municipal, donde se analizaron resultados y proyecciones culturales, el Director de Cultura en Granma, Manuel Álvarez Vázquez, manifestó que el patio del Teatro Manzanillo había que explotarlo pues era un espacio subutilizado.
    4.-A mediados de enero del 2015, el Vicepresidente Borrero Cintra, me comunica que el proyecto presentado había sido aprobado y que podía ponerlo en marcha.
    5.-A duras penas comenzamos a poner en práctica lo que habíamos soñado, sin muchos resultados por la carencia de recursos, la poca asistencia de público y la menguada oferta gastronómica, pues se hacía con la colaboración de la Barra Polar y algún cuentapropista que eventualmente convocábamos a prestar servicios.
    6.-El Presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, Luis Alberto Labrada, indica firmar un convenio de cooperación con algún cuentapropista para que prestara servicios fijos en el espacio, algo que ya estaba sucediendo en el Teatro Bayamo. Nos dimos a la tarea de constatar con algunas paladares, pero no les daba resultado. Mi hijo menor, Rodyn Riera Martínez, quien por entonces trabajaba en una de ellas, me propuso abrir otra especialmente para nuestro espacio, donde él fuera el titular. Se corrieron los trámites correspondientes, y a continuación él se dio a la tarea de acondicionar al lugar, que lo necesitaba, asumiendo el arreglo de mesas, sillas, nevera, meseta de la barra, banquetas, enceres de cocina y parte de la iluminación; todo lo cual conserva hoy tales beneficios, junto a otros más sustanciales que vinieron luego.
    Desde el principio, Rodyn comenzó a trabajar junto con mi sobrino Alien González Martínez, opción que me pareció entonces y me sigue pareciendo ahora la mejor para poder retirarme a descansar con tranquilidad esas noches, dejando en pleno funcionamiento una opción de ese tipo, donde estarían implicadas bebidas alcohólicas. Hace unos pocos días, cuestionada al respecto por el Director Provincial de Cultura, así mismo le respondí; añadiéndole entonces, que ejemplos de esa clase estamos acostumbrados a ver en Cuba con la mayor naturalidad, como es el caso actual del presidente Raúl Castro, cuyo jefe de seguridad personal es uno de sus nietos.
    7.-El 28 de febrero del 2015 comenzó oficialmente el espacio La Noche con Talía, con diferentes propuestas culturales y gastronómicas, que invitaban al público a mantenerse en el lugar.
    8.-Este espacio fue sumando adeptos, por dichas ofertas culturales y gastronómicas, así como por la seguridad del lugar. Sobresalió en este sentido un público generalmente joven, que siempre emitió buenos criterios de la propuesta, en boca incluso de dirigentes de la FEU y la UJC, que así lo manifestaron en reuniones donde se encontraban presentes las máximas autoridades políticas y gubernamentales de Manzanillo.
    Entre estos jóvenes habituales asistentes, se encontraban no pocos estudiantes extranjeros de la Facultad de Ciencias Médicas; y me resulta difícil de entender por qué tanto su opinión como la de los restantes jóvenes cubanos no ha sido tenida en cuenta.
    9.-Parte del talento artístico de la ciudad, entiéndase solistas y agrupaciones de pequeño formato, así como grupos teatrales y humoristas que nos visitaban pasaron por el patio del Teatro Manzanillo. Muchos de ellos y sobre todo los adscriptos al Centro de la música han podido participar gracias a la establecida opción de cobrar el 80% de lo recaudado por la taquilla. El precio de las entradas era de 5.00 pesos por persona, igual a 10.00 por pareja; mecanismo de pago que se puso en práctica desde la propia apertura del teatro al público.
    Nacionalmente constituye una práctica establecida, que el artista negocie la remuneración de su desempeño con la institución, la cual se realiza mediante transferencia bancaria a la empresa a la cual pertenece el artista. Es por ello que no comprendo por qué el Director Provincial de Cultura me dice recientemente que eso yo no lo puedo hacer y se da por enterado ahora, después de 14 años de estar aplicándose esta fórmula con muchos artistas de toda la Isla, y siendo del total conocimiento del Presidente de las Artes Escénicas en Granma; quien en más de una ocasión nos ha enviado talento artístico que viene cobrando bajo este concepto, porque el Teatro Manzanillo, a diferencia de la inmensa mayoría de los principales teatros cubanos, carece de presupuesto para pagar precio fijo por actuación.
    10.-En el 2015, el Presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, firmó un contrato con el cuentapropista y durante ese año asistió en varias ocasiones a La Noche con Talía y disfrutó de la misma, tanto cultural como gastronómicamente. Solía decir que iba allí a desconectar.
    Se le prestó servicio a eventos de las artes escénicas y otras veces a él y sus acompañantes, que iban a pasarla bien. Realizó pagos usando indistintamente cheques y efectivo.
    Durante este 2016 renovó el contrato, pues el titular de la paladar cambió y en este año también se le ofrecieron diversos servicios. Aunque participó en varias ocasiones hasta altas horas de la madrugada, nunca alertó a la dirección del Teatro de algún incidente, solo en una ocasión comentó que había mucho personal afuera y que habían empujado la puerta.
    Resulta extraño entonces que quien durante tantas ocasiones acudió al patio estuviera ajeno -como aseguró hace poco- a todo lo que allí ocurría, empezando por el cobro de la entrada. Desde el principio la institución cobraba cinco pesos por persona y el cuentapropista cobraba un cover destinado inicialmente a un consumo mínimo. En fin esto sucedió siempre y ahora, en junio del 2016, se me acusa de no haber tenido control del asunto.
    En el Departamento de Contabilidad están debidamente archivados los controles de toda la recaudación por concepto de entrada al Teatro Manzanillo. Por otra parte, y lo volví a consultar recientemente, siempre entendí que el cuentapropista tiene derecho a cobrar su entrada, a partir de los mecanismos de oferta y demanda, y si por alguna razón en esta provincia no es así, nadie me alertó de ello. Resumiendo, al parecer ninguno de los que tenía que controlar controló nada y ahora buscan al “culpable” de un problema orquestado artificial y artificiosamente para desviar la atención de las verdaderas esencias.
    11.-En enero último, durante la entrega del premio de teatro Miguel Benavidez, el Director de Cultura en Granma estuvo en el espacio y pudo apreciar cómo se desenvolvía todo. Me comentó que realmente hacían falta más sillas y mesas, pues las que habían eran insuficientes y me hizo partícipe de una idea que ya me había adelantado el Presidente del Consejo de las Artes Escénicas: habilitar un reservado en el espacio del Salón de Protocolo. En aquella ocasión, la caja de cervezas que se tomaron no la pagaron esa noche, fue negociada con el cuentapropista para pagarla posteriormente.
    12.-Durante la Mesa Redonda del pasado 7 de junio, que trató el tema del arrendamiento de locales, se hizo pública una queja anónima donde se aseguraba que el patio del Teatro Manzanillo, había sido arrendado a un particular para hacer una discoteca, que se habían dado allí algunos problemas y que el teatro se estaba deteriorando por esa causa.
    De inmediato, como si La noche con Talía hubiera nacido por la libre el día anterior, el Presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas me pidió una respuesta acerca de dicha queja, pues -según él- la Presidenta del Consejo Nacional lo había llamado a su casa exigiéndole a su vez a él una respuesta a primera hora.
    Al día siguiente, sumida en una natural atmósfera de contrariedad, pero sin dejar de cumplir con mi trabajo, logré terminar una respuesta elemental que enseguida hice llegar al Presidente del Consejo.
    Preocupada porque la Presidenta Nacional la recibiera lo antes posible, llamé en varias ocasiones al Presidente Provincial; y sobre las 3:00 pm supe que él no había mandado aún mi respuesta para La Habana, ya que junto con el Subdirector de Cultura estaba reelaborándola, “porque eso lleva un protocolo”. Tal vez pecando de ingenua ya a esas alturas de la cruda realidad que estaba viviendo, me ofrecí para mandarla directamente y el Presidente me contestó que eso era asunto suyo de ahí en adelante; y que el Director Provincial de Cultura estaba en La Habana, también esperando la respuesta.
    Sobre el mediodía del 23 de junio, hablo con la jefa de despacho de la Presidenta del Consejo Nacional y me dice que aún no han recibido nada, que están detrás del Director Provincial de Cultura hace días y que no les han enviado la respuesta que yo elaboré y ellos reelaboraron hacía ya casi 20 días. ¿Quién entiende esto? ¿Cuáles son las reales intenciones? ¿Por qué?…
    Luego supe que mi respuesta había sido colgada en el segmento digital de la Mesa Redonda, donde lamentablemente miles de cubanos, entre quienes me cuento, no pueden leerla por carecer de Internet. Ello significa que solo un porciento ínfimo de la teleaudiencia que supo del anónimo malintencionado, o por lo menos mal informado, tuvo acceso al texto referido a la verdad.
    A grandes rasgos, en dicha respuesta explico que el Teatro Manzanillo es una institución cultural presupuestada, perteneciente al Consejo Provincial de las Artes Escénicas, y por ende, resulta imposible arrendarlo parcial o totalmente; que el patio es un espacio alternativo que desde mucho antes de abrir La noche con Talía, suele usarse para otras acciones independientes del recinto teatral tradicional; y que nunca hubo allí hecho violento alguno durante nuestras actividades, a pesar de lo mucho que se han empeñado en propagar rumores al respecto. Tampoco ha sufrido deterioro el Teatro a consecuencia de dichas actividades, pues los asistentes al patio no pueden acceder a las instalaciones patrimoniales; y finalmente, el hecho de que los jóvenes bailaran a veces con videos musicales, no significa que el lugar se hubiera convertido en una discoteca.
    A tales argumentos, expuestos bajo mi nombre y total responsabilidad, y no tras la siempre dudosa y no pocas veces oscura y cobarde postura del anonimato cómodo, ahora añado, sobre todo para aquellos que no han visitado nuestra ciudad o su Teatro; que desde el punto de vista arquitectónico, tanto el patio como su local contiguo, el Salón de protocolo, nada tienen que ver con la construcción original del Siglo XIX, porque son espacios añadidos durante el proceso de restauración, para ser empleados con propósitos más apegados a paradigmas contemporáneos.
    Y para los fundamentalistas defensores a súper ultranza, de la pureza extrema con que debemos tratar -bien lo sé y en eso coincido- a este templo de la cultura y la historia manzanilleras; no olvidemos que entre otras actividades curiosas, tuvieron lugar aquí hasta peleas de boxeo (ring dentro del escenario incluido), y bailes populares en el lobby, algunas de ellas al parecer, con el único propósito de recaudar fondos.
    13.-A raíz de este anónimo en la Mesa Redonda, el Director Municipal de Cultura me comunica, que en reunión con el Secretario del Partido, se había orientado cerrar el espacio. Se lo informé al Presidente del Consejo, quien se personó en Manzanillo y despachó con el Presidente del Gobierno y el propio Secretario del Partido; y al salir de allí me comunica que él se había comprometido a crear una comisión y dar una respuesta sobre el particular, porque lo habían dejado “desarmado” al enterarse que en la puerta el cuentapropista cobraba aparte la entrada.
    A partir de ese momento, han pasado ya hasta hoy tres comisiones investigando lo mismo, visitando a las mismas personas de la cuadra contigua al Teatro. Por cierto, luego de más de un año de estar funcionando el espacio, es en estos días cuando les molesta a estos vecinos, coincidentemente después que fuera preciso prescindir de los servicios de una de ellos, la cual trabajaba con el cuentapropista.
    Después de la publicación del artículo Un llamado desde Manzanillo, de Graciela Pogolotti, pasa la tercera de estas comisiones, encabezada por el Director Provincial de Cultura. Entrevistaron a varios trabajadores del Teatro, incluyéndome a mí, al cuentapropista, fueron a Cultura municipal y otra vez al barrio. Como en el caso de sus dos predecesoras, ningún resultado se me ha comunicado oficialmente.
    Por cierto, en esa ocasión sentí como un cierto tono de amenaza o intimidación, cuando se me dijo que Abel Prieto había llamado ya tres veces, exigiendo respuestas sobre la supuesta conversión del patio del Teatro Manzanillo en una nociva discoteca.
    El día anterior, el Presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, había llamado a mis reservas de cuadro para prever mi sustitución, adelantándose así intencionalmente a cualquier posible resultado que pudiera obtener, apenas unas horas más tarde, la comisión que él mismo integraría. Incluso, soy del fundamentado criterio, que no se han agotado todas las fuentes que pudieran arrojar luz sobre este enrevesado y oscuro por naturaleza asunto; a menos que ese, precisamente, sea el propósito.
    Antes de concluir, por el momento, creo conveniente y necesario reproducir textualmente a continuación y dedicar luego un breve comentario, al referido artículo de la Doctora Pogolotti, cuya pluma respeto muchísimo aunque esta vez, no sé por qué, parte de referentes inexactos.
    “Nunca estuve allí. Pero es ciudad que a todos pertenece por su historia y su cultura. Recuerdos amontonados afluyeron cuando, en reciente Mesa Redonda, alguien denunció que se convertiría en discoteca el patio de un teatro rescatado con tanto esfuerzo. El empeño constructivo se llevó a cabo en días difíciles para la economía nacional. Representaba mucho más que un espacio para la recreación y la presentación de espectáculos artísticos. Tenía un valor simbólico significativo para la comunidad. Constituye un referente a la tradición mambisa de la localidad. Los testimonios concuerdan en que Carlos Manuel de Céspedes tenía palco reservado en la instalación. Las circunstancias han configurado la singularidad de nuestras localidades. Mantener viva esa memoria afianza la identidad y el arraigo que, con ese sello específico, se proyecta hacia la nación toda”.
    Tal y como fue publicado, ese es el primer párrafo, el único que alude directa y claramente al asunto que nos concierne; el resto es una concentración de argumentos sobresalientes, como los que pudieran esgrimirse si en sentido general se estuviera hablando de otras tantas ciudades cargadas de gloria.
    Atención, en dicho párrafo encontramos, por ejemplo, elementos tales como: “nunca estuve allí”, “recuerdos amontonados afluyeron”, “alguien denunció”, y “se convertiría en discoteca”. Está claro que, como ya apunté antes, se evidencian dificultades con los referentes desde los cuales arranca todo el artículo que, por la misma razón, se torna contradictorio finalmente; pues a diferencia de otros contundentes trabajos de la misma autora, a este parece como si le faltara o le sobrara algo. No digo más.
    Como era de esperarse, dicho artículo ha motivado todo tipo de reacciones diversas, desde las aparecidas en las redes sociales hasta los apasionados debates acaecidos en Radio Granma; pasando por las de tipo administrativo. Téngase en cuenta que ello apunta a la innegable presencia de opiniones divididas, lo cual significa que cualquier proceso orientado hacia la búsqueda de la verdad, deberá estar caracterizado -sin duda alguna- por la honradez extrema, si de investigar, juzgar y decidir se trata.
    De haber tenido la potestad y la posibilidad objetiva de hacerlo, desde un principio hubiera invitado a la Doctora Pogolotti a visitar a Manzanillo; ella que nunca ha estado aquí, de seguro lo agradecería, porque así tendría la muy conveniente oportunidad de apreciar de primera mano y no mediante anónimos dudosos, los referentes correctos que le permitirían, tal vez, volver sobre el mismo tema con mucho mayor acierto. A fin de cuentas, rectificar es de sabios, y tan solo considerando su estirpe y trayectoria intelectual, ella está bien cerca de esa condición.
    Creo incluso, que todavía estamos a tiempo de formularle a la Doctora dicha invitación; sobre todo ahora, cuando Manzanillo acaba de obtener la sede provincial de las celebraciones por el 26 de Julio.
    Todo medio sometido a presión podría convertirse en su propio contrario, y evitar la “presión” innecesaria, también es asunto relativo a la más saludable sabiduría. Además, en las actuales circunstancias, con tantos problemas por solucionar, no es para nada aconsejable contribuir a fomentar el crecimiento de otros artificiales o artificiosos. No olvidemos que el porvenir nos espera a todos para ajustarnos las verdaderas cuentas y determinar, sin lugar a dudas, si éste o cualquier otro asunto inherente a la conducta humana, tuvo lugar de una manera o de otra, porque no se supo, no se pudo o no se quiso proceder de otra forma, es decir, mucho mejor.

    (…)

    Antes de concluir, ojalá definitiva y no temporalmente, quiero dejar bien claro que no tengo ninguna vocación de suicida. Lo digo porque el asedio a La noche con Talía empezó mucho antes del momento a partir del cual comienza esta cronología. Primero fue sutil, luego mucho más abierto, aunque los argumentos se mantenían; y de haber sospechado que eran mínimamente ciertos, hubiera cerrado el espacio, con la consecuente disminución de la carga de trabajo y preocupaciones. Pero me pareció que la ciudad lo necesitaba, más bien lo sigue necesitando, y lo mantuve abierto.
    Por otra parte, a pesar de que resulta demasiado obvio, no quiero dejar de comentar que toda esa concatenación de sucesos encaminados a un mismo fin, y sincronizados cual eficientes mecanismos de la mejor relojería suiza, podría ser obra de la ingenua casualidad. Eso sería contradecir las más elementales reglas de lo que pudiéramos llamar absurdo tenebroso, o tal vez mejor, local prolongación indefinida de la grisura de anteriores quinquenios nefastos.
    Al mismo tiempo, creo que no resultará difícil imaginar, lo que en términos de expresión popular me he visto obligada a soportar en estos días -intenciones aparte- en una ciudad que por razones insuficientemente estudiadas, y por ello más preocupantes aún, mantiene la producción de significados y la emisión y rediseño de rumores, con patrones novelescos y sentido fabulador; práctica grupal típica de los conglomerados humanos carentes de otras opciones más edificantes y provechosas.
    Tan elevados niveles de presión y cuestionamiento públicos, constituyen de hecho una severa sanción; tal vez, la más dura de soportar y difícil de remediar, máxime si se origina a partir de presupuestos injustos. Por eso, muchas sociedades contemporáneas consideran la propagación de rumores lesivos de la integridad moral ajena, una conducta penada por sus legislaciones.
    Llevo varios días pensando mucho sobre esta triste realidad que estoy viviendo, y no dejo de hacerme preguntas elementales relacionadas con las más diversas variables: ¿qué?, ¿quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué? y ¿para qué? Algunas respuestas obran ya en mi poder, y les aseguro que me he visto obligada a reconsiderar mi capacidad de asombro.
    Todo se torna mucho más asombroso cuando trato de analizar cualquier detalle a partir de una eficaz y vigente fórmula de los antiguos romanos: qui bonus, es decir, ¿quién se beneficia? Es entonces cuando invariablemente termino siempre recordando al Maestro: “Malos tiempos corren cuando se hace necesario demostrar lo evidente”.

    MSc. Esperanza Martínez Llópiz
    Directora Teatro Manzanillo

  • Felo dijo:

    Esperanza usted no estaba bien del precio que tenia su patio yo asistía a el y en horas tempranas el precio era de $50.00 por pareja y pasadas las 12.00 de la noche llegaba hasta 5.00 CUC se nota que no tenía control y dominio de lo que allí estaba sucediendo.

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