Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Ismael Francisco

Los cubanos en este siglo XXI están asistiendo a la fiesta privilegiada de los 500 años de las primeras villas fundadas por los conquistadores españoles en esta tierra. Esa suerte especial tuvieron, particularmente, los habitantes de la ciudad de Bayamo, que este 5 de noviembre arribó a su medio milenio de existencia.

La segunda villa cubana, que a inicios del siglo XVI impresionara tanto al conquistador español Diego Velázquez, y que tres siglos después hiciera expresar a Martí que lleva de ella el alma intrépida y natural, llegó a esta fecha refulgente y vigorosa, con un brillo singular de cumpleañera, que se precia de ser parte de las raíces de esta patria.

LOS PRIMEROS DÍAS

En la ciudad bautizada el 5 de noviembre de 1513 bajo el nombre de San Salvador de Bayamo convergen símbolos y acontecimientos con los que se gestaron la cultura de esta nación antillana, por ello el mapa espiritual de Cuba le debe mucho a Bayamo.

En la Mesa Redonda de este lunes, Ludín Fonseca, el historiador de esta ciudad, explicó que no se conoce aún ni el día exacto, ni el lugar donde se fundara, aunque la tradición oral se encargó de ubicar el espacio en las márgenes del río Yara y en el calendario marcó a octubre y a noviembre de 1513, como los meses de nacimiento.

Otros estudios, sin embargo, manejan la posibilidad de que la villa estuviera más cerca de la costa de Manzanillo (región del Guacanayabo), debido a la presencia allí de vestigios del contacto indo-hispánico; pero aparece también una tercera hipótesis que apuesta por el poblado de Yara.

Lo cierto es que esta fundación estuvo estrechamente ligada a un suceso histórico: la quema del indio Hatuey. Precisamente allí, donde el cacique agotó su vida, se fundó la villa de nombre San Salvador como muestra de la victoria militar ante aquel valeroso aborigen que desenmascaró las auténticas intensiones de los peninsulares.

A la muerte de este guerrero se asocia también el misticismo de la Luz de Yara, añeja creencia que pervive hasta la actualidad que refiere la aparición en el cielo de una claridad crepuscular a la cual los pobladores de Yara le atribuyen la representación del cacique.

La leyenda cuenta, además, que los nativos tomaron los restos de Hatuey y sobre sus hombros lo llevaron hasta el cacicazgo de Bayamo, sitio donde nacería oficial y finalmente el 5 de noviembre de 1513, la villa nombrada San Salvador de Bayamo.

Según Ludín Fonseca, en esta ciudad se vivió varios siglos del contrabando. Desde inicios del XVII, dijo, ya San Salvador de Bayamo había alcanzado una significativa connotación en el ámbito social por las riquezas obtenidas mediante este ilegal comercio, motivo que propició que la misma fuera atacada por corsarios; pero la ciudad fue defendida con vehemencia por los bayameses, hecho que inspiró al canario Silvestre de Balboa a escribir en 1608 el épico poema Espejo de Paciencia, considerado hasta la fecha, la primera obra literaria escrita en Cuba.

HISTORIA VIVA

El experto Manuel Álvarez explicó también en este espacio los valores que realzan a esta urbe, como es el hecho de que el 40 por ciento del patrimonio del país se concentre en su geografía, lo que se traduce en los 617 sitios históricos con los cuales cuenta. Una muestra de ello es que en los terrenos de Bayamo se edificó en 1798 el primer cementerio a campo abierto de la Isla y presumiblemente el primero de su tipo en América Latina. La catedral bayamesa abrigó en 1868 hechos históricos trascendentales, como cuando en su interior, bajo la orquestación del maestro Manuel Muñoz Cedeño, se escuchó por primera vez la melodía de nuestro Himno Nacional y luego, solo unos meses después sirvieran sus predios de plaza para entonar a viva voz la letra junto a las notas.

A Bayamo le debe la historia cubana también uno de sus acontecimientos más emblemáticos: la quema de la ciudad el 12 de enero de 1869. Mientras en el siglo XX tampoco quedó al margen de las proezas, cuando sirvió de refugio en julio de 1953 a más de una veintena de jóvenes revolucionarios que eligieron su cuartel Carlos Manuel de Céspedes para iniciar las acciones que desencadenarían la etapa final del proceso independentista cubano.

A esta tierra hay que ir no solo a pasearla en sus coches con aires de quitrín y calesa de los siglos XIX y XX, sino para admirar en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores (templo anexo a la catedral que milagrosamente se salvó de las llamas del incendio), un mural del siglo XVIII, considerado uno de los bocetos de contenido patriótico más antiguos de la Isla, y que se descubrió en la restauración de la edificación en el año 2002.

Pero es también Bayamo la cuna de Céspedes, Perucho, Fornaris, Aguilera, Zenea, Rosa la Bayamesa, Candelaria Figueredo y Ambrosio Fornet, y de otros hijos notables que la han sabido cuidar con esmero para que llegue amanecida a sus 500 años.

Los cubanos en este siglo XXI están asistiendo a la fiesta privilegiada de los 500 años de las primeras villas fundadas por los conquistadores españoles en esta tierra

La segunda villa cubana, que a inicios del siglo XVI impresionara tanto al conquistador español Diego Velázquez, y que tres siglos después hiciera expresar a Martí que lleva de ella el alma intrépida y natural, llegó a esta fecha refulgente y vigorosa, con un brillo singular de cumpleañera

A esta tierra hay que pasearla en sus coches con aires de quitrín y calesa de los siglos XIX y XX

En la ciudad bautizada el 5 de noviembre de 1513 bajo el nombre de San Salvador de Bayamo convergen símbolos y acontecimientos con los que se gestaron la cultura de esta nación antillana

A Bayamo le debe la historia cubana también uno de sus acontecimientos más emblemáticos: la quema de la ciudad el 12 de enero de 1869