En el golpe del 11 de abril hubo un cerebro planificador, un brazo ejecutor y un pueblo que salvó la revolución

Charles Shapiro embajador de Estados Unidos en Caracas en 2002

Por: Irán Aguilera, La Radio del Sur

Hoy  se cumplen 10 años del golpe fascista contra la democracia bolivariana que lidera el legítimo Presidente de la República: Hugo Rafael Chávez Frías. Hoy podemos ver con más claridad aquel lamentable acontecimiento histórico que dejó un doloroso saldo de decenas de personas muertas y heridas. Ya son suficientes las evidencias para determinar que el cerebro planificador del golpe fue la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por órdenes del gobierno de los Estados Unidos, que el brazo ejecutor fueron los sectores opositores de la derecha criolla, entre los que se encontraba el propio Henrique Capriles Radonski, actual candidato presidencial opositor, junto a los otros connotados dirigentes de la oposición, y, del otro lado, estaba el pueblo que salió en defensa de su proceso revolucionario que lo había dignificado devolviéndoles la Patria que la oligarquía le había arrebatado desde 1830, después de haberla ganado con las armas en las manos, y con grandes sacrificios, bajo el liderazgo del Libertador Simón Bolívar; pero tampoco podemos olvidar a una ciudadanía que fue utilizada por la llamada Coordinadora Democrática, el bloque político antichavistas, el mismo que todavía hoy, aunque con otro nombre (MUD), sigue intentando destruir a la Revolución Bolivariana, sin descartar la vía de la violencia, respondiendo a los planes de los imperialistas norteamericanos.

Las pruebas de todo tipo nos conducen a una fatalidad: los hechos siguieron un guión preciso al más puro decadente estilo hollywoodense. Nada quedó a la suerte, todo tenía que suceder según las escrituras. Todo se comenzó a confirmar meses después en las interpelaciones en la Asamblea Nacional, y, para el asombro de todos los venezolanos, en unas conferencias dictadas en la UCAB y en la Universidad Bicentenaria del Estado Aragua por el periodista de CNN, Otto Neustaldt, quien reveló, porque él fue testigo y actor, que el video en donde el almirante Ramírez Pérez anunciaba los primeros seis muertos y que existían unos francotiradores, fue grabado con antelación a los sucesos violentos en el centro de Caracas, y el mismo almirante se lo dijo luego en una entrevista, entre la euforia triunfalista que reinaba en los conspiradores, a la periodista Ibeyise Pacheco. Desde allí todo el velo se les rasgó a los golpistas: Supimos que cada quien hizo su papel en aquella oscura opereta, que todo era utilería macabra para derrocar al Presidente Chávez y con él a la Revolución Bolivariana.

Revisemos los grandes pasos dados para el golpe: 1) En diciembre del 2001 ya se anuncia la tentativa insurreccional. 2) La nómina mayor de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) convoca a un paro no justificado por ninguna reivindicación laboral ni apoyado por los sindicatos petroleros. 3) La patronal Fedecámaras llama a un paro nacional para el día martes 9 de abril. 4) La vieja mafia sindicalera de la CTV (que no representaba ni al 17% de la fuerza laboral) se une al cierre patronal.

Los grandes medios de comunicación privados divulgaron coordinadamente sus llamados en forma unánime y abrumadora, ejecutando, premeditadamente, un golpe de Guerra de Cuarta Generación. Lo hicieron de manera sistemática como siguieran a un director de orquesta, paso a paso hasta anunciar, como lo hizo El Nacional ese día 11 “Que la batalla final será en Miraflores”, el palacio presidencial de Venezuela. Hacia allá condujeron la marcha opositora, ya psicológicamente domesticada hasta el paroxismo en el odio al pueblo, donde estaba previsto ejecutar el paso decisivo del plan golpista: asesinar fríamente a sus propios seguidores de la marcha y a los defensores de la Revolución que defendían el palacio de gobierno, y luego, con la desvergonzada manipulación mediática forzar la salida del Presidente Chávez, como ocurrió. Pero la realidad concreta, como está demostrado, no es un laboratorio donde reinan las condiciones ideales, sino que es el reino de las múltiples determinaciones, y los golpistas de opereta no pudieron calcular que el día 13 el pueblo, en unión con la Fuerza Armada, volvió hecho millones triunfante con su líder y lo instaló nuevamente en la Presidencia de la República, restableció el hilo constitucional roto por el cobarde golpe del 11 de abril de hace 10 años y le dijo bien claro a la oposición apátrida: “Más nunca volverán”.

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