Solos no somos nada, pero juntos lo podemos todo

Ilustración: Martirena

Autor:José Hernández Sánchez

Hoy vine caminando hasta mi trabajo. Aunque soy de los privilegiados que viven relativamente cerca del lugar donde laboran –en mi caso 27 cuadras- tengo en cuenta que estoy al llegar a la muletas de San Lázaro (77 años) así que no será un récord pero sí un buen average. Hasta ahora sólo lo hacía para regresar a casa por las tardes.

¿Me lo orientó el Partido?, ¿Me lo impuso la administración?…Nada de eso, por el contrario, ellos han estado y estarán siempre a mi lado, en particular si se trata de hospitales o funerarias. Eso lo enseña nuestro modelo social con o sin diésel.

Es, junto a los hábitos de encender sólo las luces necesarias o sacrificarse al calor en ausencia del aire acondicionado sin dejar de hacer lo que te toca, un pequeño aporte, un granito de arena al propósito de seguir adelante y vencer aún en medio de las mayores dificultades.

Es cierto que solos no somos nada, pero juntos lo podemos todo. Y lo demuestran los casi 60 años que han transcurrido en este enfrentamiento con el enemigo más poderoso del planeta, cuyos planes nos hacen daño pero no impiden que les sonemos buenas trompetillas.

Apoyamos las medidas de nuestro gobierno por dignidad, porque la Revolución –siempre perfectible- nos puso en el lugar que hoy tenemos en el mundo. Recuerdo verme aislado en una terminal ferroviaria en Helsinki, Finlandia y decir ¡Cuba, Cuba, Fidel Castro! Y así encontrar guía y ayuda inmediata.

La indicación a todos los poseedores de vehículos para solidarizarse con los de a pie es una vieja práctica olvidada. Trabajé con un alto dirigente partidista en las provincias orientales que recogía siempre a las personas en su carro y aprovechaba el trayecto para interrogarlas y palpar la opinión pública. De esos encuentros se derivaron en ocasiones soluciones a problemas o medidas disciplinarias, según las motivaciones de los criterios recogidos. Es muy saludable recuperar esas prácticas.

Pasarán los tiempos malos. Soy de los optimistas que confían en que algún día encontraremos el petróleo que necesitamos en nuestro territorio aunque sean mis nietos y biznietos quienes lo vean. Mientras tanto hay que hacer cada uno lo necesario y, como dijo el General de Ejército Raúl Castro, la obra será invencible.

Quizás antes de que aparezca el petróleo los gobernantes norteamericanos aprenderán que aquí no se rinde nadie.

(Tomado de ACN)

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