Estados Unidos: promesas vs. posibilidades reales

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

El presidente norteamericano Barack Obama deslizó promesas de “ascenso social” y protección de la clase media, y dejó en claro al Congreso que “actuará por su cuenta” si bloquea sus iniciativas, como sucedió el año anterior. Esta pudiera ser la síntesis más prometedora del discurso anual que pronunció el mandatario el pasado 28 de enero sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, pero a estas palabras hay que rasgarle sus costuras para entender los entresijos de su pronunciamiento.

Todos los años el presidente estadounidense inaugura las sesiones del Congreso con el discurso del Estado de la Unión, una cita muy esperada en ese país en la que el mandatario adelanta ante las dos cámaras del Parlamento, el gabinete nacional y la Corte Suprema, cuáles serán sus prioridades políticas para ese año legislativo.

En opinión del Doctor Jorge Hernández, Obama maneja además en su alocución los elementos simbólicos que podrían funcionar como reforzamiento a la autoestima nacional, y hace amagos de presión al Congreso, que se ha convertido en su principal barrera, con el hecho de actuar solo con el respaldo de la Cámara de Representantes, que es mayoritariamente demócrata en la composición de sus fuerzas.

En el plano interno, pese al mal año político que transitó Obama en 2013, el mandatario dio un discurso lleno de optimismo, en el que advirtió que este “puede ser un año decisivo” para que el país comience a revertir la creciente inequidad social. Obama pretendió trasmitir el espíritu de que quiere utilizar sus últimos dos años en la Casa Blanca para recuperar el apoyo de la clase media estadounidense, recuperando su capacidad de ahorro, de consumo, su nivel educativo y su acceso al empleo.

Para el periodista Reinaldo Taladrid, el presidente ha colocado estos tópicos en su pronunciamiento porque la sociedad norteamericana tiene en su estructura a la clase media como un gran colchón. Advirtió además que esto se da en un país que tiene grandes contrastes, una nación que tiene el cinco por ciento de la población mundial y que sin embargo es capaz de consumir el 25 por ciento de las reservas energéticas del planeta, pero que a su vez a lo interno tiene muchos lugares con los mismos problemas que posee el tercer mundo, y estas polarizaciones le da mayor connotación a esa clase media que alimenta el poder simbólico de los que pueden ascender a un mejor estatus.

“La clase media es como un gran bolsón, también, que opaca todo lo que está debajo. Pero si esa clase media se desgaja, y se ve demasiado esa clase más empobrecida, entonces sí se dan problemas. Lo mismo ocurre en materia política, están los dos extremos: el Tea Party y los Ocupantes de Wall Street, y en el medio, como un gran colchón están republicanos y demócratas”.

El analista Lázaro Barredo destacó en la Mesa Redonda de este martes que Obama habló de los 50 millones de personas que están en una situación social desventajosa, pero este año electoral a nivel de distritos va a limitar sus pretensiones.

Jorge Hernández advirtió que aunque el mandatario volvió a referirse al tema de los inmigrantes, que además son los más afectados en toda esta población desfavorecida y que han sufrido el odio discriminatorio, ellos justamente no se encuentran entre la clase media, ese sector social que amortigua las contradicciones del sistema, por lo que los sectores más deprimidos no alimentan el sueño americano, y no van a estar finalmente entre las prioridades.

La postura del poder de este país respecto a los inmigrantes, dijo, es muy paradójica, porque esta es una nación que se conformó justamente por los hombres y mujeres que vinieron desde otras tierras a poblarlo.

Para Reinaldo Taladrid, este año no se aprobará la Reforma Migratoria, y la referencia de Obama “al tema no fue más que un guiño a los votantes hispanos. En el distrito de los Representantes ese no es un tema que se toque, y estas son elecciones donde las personas están interesadas mayoritariamente por el hecho de que sus elegidos resuelvan sus problemas inmediatos a nivel local”.

No se puede olvidar tampoco, argumentó Taladrid, que este tópico igualmente se entronca con el sistema, porque Obama sabe que si estas personas se legalizan serán más para cobrarles impuestos que favorezcan el presupuesto del país. Pero por otra parte, esos 11 millones de ilegales son el 70 por ciento labora en los oficios en los que los ciudadanos de ese país no quieren trabajar, como la construcción y la agricultura, y a los empleadores les conviene tener mano de obra barata en estos sectores, por ello vemos que solo van a legalizar a los profesionales.

La política exterior, por su parte, quedó este año completamente relegada del discurso del mandatario. Obama hizo un rápido repaso de los principales temas internacionales y lanzó dos advertencias a los legisladores, a la vez que enalteció a los soldados que han ido a la guerra.

Por un lado, adelantó que vetará cualquier nueva ley que ponga en peligro estas negociaciones nucleares con Irán y, por otro, aseguró que Estados Unidos debe descartar un estado de guerra permanente.

Además, pidió, otra vez, que el Congreso permita cerrar la tristemente famosa cárcel de Guantánamo, lo que no quiere decir la base naval –ese es un tema que no se aborda, a pesar de lo amoral que resulta su presencia ilegal en territorio cubano-.

Los enfrentamientos de la agenda presidencial con la del Congreso de EE.UU. fueron analizados en la emisión de la Mesa Redonda.

Todos los años el presidente estadounidense inaugura las sesiones del Congreso con el discurso del Estado de la Unión, una cita muy esperada en ese país en la que el mandatario adelanta ante las dos cámaras del Parlamento, el gabinete nacional y la Corte Suprema, cuáles serán sus prioridades políticas para ese año legislativo.

El analista Lázaro Barredo destacó en la Mesa Redonda de este martes que Obama habló de los 50 millones de personas que están en una situación social desventajosa, pero este año electoral a nivel de distritos va a limitar sus pretensiones.

En opinión del Doctor Jorge Hernández, Obama maneja además en su alocución los elementos simbólicos que podrían funcionar como reforzamiento a la autoestima nacional, y hace amagos de presión al Congreso.

Para el periodista Reinaldo Taladrid, el presidente ha colocado estos tópicos en su pronunciamiento porque la sociedad norteamericana tiene en su estructura a la clase media como un gran colchón.

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