Cuba recibirá con afecto y respeto al Papa Francisco (+ Fotos y Video)

Desde la Internet, la periodista Jennifer Zubizarrieta nos actualizó sobre el tema.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaicoa

Valoraciones sobre la importancia y el contexto de la próxima visita a Cuba del Papa Francisco y detalles de su programa en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, se ofrecieron en la Mesa Redonda de este lunes.

En la apertura del programa, Randy Alonso, su director y moderador, precisó que el Sumo Pontífice llegará como mensajero de la misericordia, en una visita pastoral al pueblo de Cuba, el sábado 19, a las 4 de la tarde, al aeropuerto internacional José Martí. Ese mismo día, a las 5, saldrá hacia la sede de la Nunciatura apostólica.

El domingo 20 de septiembre llegará a la Plaza de la Revolución José Martí a la altura de las 8 y 20 de la mañana, y luego de un recorrido entre los feligreses, oficiará la Santa Misa. Ese mismo día, a las 4 de la tarde, está fijada su visita de cortesía al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Raúl Castro; y a las 5 y 30 está prevista su visita a la Catedral de La Habana, para la Plegaria de las Vísperas con sacerdotes, religiosos y seminaristas.

El lunes 21 de septiembre será su Santa Misa en la Plaza de la Revolución Calixto García, de Holguín, a las 10 y 30, y a las 3 y 45 de la tarde visitará la Loma de la Cruz. Mientras, el martes oficiará la Santa Misa en la Basílica Menor del Santuario Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

En Santiago de Cuba, igualmente visitará la Catedral y bendecirá esta ciudad. A las 12 y 15 de la tarde será la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional Antonio Maceo, desde donde proseguirá su viaje hacia Estados Unidos.

La tercera visita de un Jefe Supremo de la Iglesia Católica en los últimos 16 años, según destacó la periodista Magda Resik, coincide con el año 80 de las relaciones ininterrumpidas entre la Santa Sede y Cuba, hecho que tiene su antecedente hace 117 años atrás, desde que se instaura la presencia de la Santa Sede a través de la Sede Apostólica, y en 1935 se establece una legación del Vaticano.

En su opinión, las buenas relaciones se han refrendado con la visita de San Juan Pablo II en 1998, que tuvo el antecedente feliz del encuentro de Fidel con su Santidad en el Vaticano, que lo hizo hablar y evocar su formación jesuita, y su filiación con los preceptos humanistas y de justicia social que la propia Iglesia defiende.

En estos momentos es imposible eludir la frase hermosa de Fidel en la que le decía que era un honor para él poder estrechar su mano, en noviembre de 1996. Y en el 98, cuando Juan Pablo besa la tierra cubana, Fidel le dice que la tierra que besa se honra con su presencia. En aquella ocasión, el sucesor de San Pedro ofició una misa en Santa Clara, en la que evocó el papel de la familia; otra en La Habana, donde habló de los laicos, y una en Camagüey, en la que recordó al padre Olallo y le habló a la juventud”.

La periodista hizo referencia a que Fidel le expresó a San Juan Pablo II que le ofrecía un país con menos desigualdades, más maestros y médicos por habitantes, y un pueblo instruido que podía hablarle con toda la libertad, la conciencia y el respeto.

“El Papa se sintió en un escenario de gran hospitalidad, y habló con expresiones genuinas del alma cubana. Igualmente, allí donde reposan los restos del padre Félix Varela, hizo alusión a los protagonistas del diálogo cultural fecundo y dijo que Varela fue un hombre que se encargó de formar conciencia”.

También le rindió culto a la Virgen de la Caridad del Cobre, que es un gran símbolo de cubanía, y le colocó un rosario en sus manos. En sus palabras, argumentó que fue esta una visita memorable de la que muchos esperaban que tuviera una marca contraria a Cuba. Sin embargo, Juan Pablo II pidió que el mundo se abriera a Cuba y Cuba al mundo, condenó el bloqueo y recordó la importancia de la sensibilidad por el prójimo.

Magda Resik apuntó que después vino la visita en 2012 de Benedicto XVI, como Peregrino de la Caridad, en un año jubilar, ya que se celebraban los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre. “Fue recibido por el Presidente Raúl y recuerdo que se reconoció que estaría honrado con su presencia este pueblo, que había hecho grandes sacrificios, y que se asocia con la vocación de entrega al otro y de bienestar del ser humano”.

Benedicto XVI tuvo misas en Santiago de Cuba y La Habana. Le entregó La rosa de oro a la Virgen de la Caridad y se produjo un encuentro con Fidel que fue muy elocuente.

Luego ocurrió, el 10 de mayo de este mismo año, otro instante singular. “El encuentro fue un domingo, y casi por una hora, que le permitió a Raúl quedar impresionado por la sabiduría y la modestia de Francisco. Este momento sirvió como preámbulo de la venidera visita”.

Para Magda Resik, es interesante conocer que después de la presencia en Cuba de Juan Pablo II, este reconoció que Fidel fue el Jefe de Estado que más se había preparado para recibirlo. “Y así, cada uno de ellos ha sabido reciprocar a la nación cubana, afiliándose a los intereses de su población. También todas estas visitas han contado con una receptividad tremenda. Ha sido masiva la presencia del pueblo y se ha notado ese calor y esa solidaridad que Juan Pablo II supo resaltar. Eso tiene que ver con el respeto al otro, y con sentirse congratulado por verse visitado por el máximo representante de la Iglesia católica, aún cuando el culto en esta Isla tiene mucho de mixtura y hemos reflejado nuestro mestizaje propio de la piel y del alma en la libertad de fe”.

Esta tercera visita, que se da en un momento de intercambio de buen nivel entre la Iglesia Católica y el Estado, es un signo distintivo. Por ello la Doctora Rosa Miriam Elizarde se detuvo en las singularidades que caracterizan a Francisco, quien desde que llegó al sillón de San Pedro ha sido bastante insólito: es el primer Papa de América Latina, el primer jesuita que lleva su investidura y un hombre que desde que llega rompe convenciones como ser el primero que asume el nombre de Francisco, que pesa por su proyección ante los pobres, por su vocación apostólica; rechazó la capa de terciopelo rojo al salir al balcón de la Basílica de San Pedro; no se colgó al cuello la cruz de oro pontificia, sino que prefirió usar su crucifijo de siempre y que aún porta; siguió usando zapatos negros y renunció a la tradición de cambiarlos por unos rojos; se negó a viajar en limusina y lo hizo en ómnibus con los otros cardenales, y hasta él mismo fue a pagar la cuenta del albergue donde se había alojado…

Todo ello no ha pasado desapercibido para los medios, como su preferencia por los pobres y su prioridad en la lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual. “En una búsqueda en Internet, uno observa que hay más de 61 millones de noticias que hablan de él, frente a las 7 millones que generó el pontificado de Benedicto XVI en 8 años.

“Es un hombre que gusta de romper los protocolos, y lo más importante es que se preparen para lo inesperado. Sus encíclicas son muy reveladoras, en uno de sus fragmentos rechaza la economía de la exclusión, la nueva idolatría del dinero y la inequidad que genera violencia. Además, va más allá de la retórica. No va contra la doctrina, sino que va a la acción y a las causas del problema, lo que nos enlaza con la práctica y la prédica de la Revolución Cubana”.

Rosa Miriam Elizarde comentó que Francisco habla de que su iglesia es un hospital de campaña, abierto a todo el que esté desvalido y reacciona frente a la soledad. “Cuando llega al Palacio pontificio se siente solo y se va a vivir a Santa Marta, por donde pasan los cardenales.

“Hay una palabra clave entre sus términos, que es diálogo. Estamos hablando de este hombre con esa visión y sentido de la justicia. Su sentido apostólico tiene que ver con la defensa de los más pobres de la tierra y de alguna manera se ha estado proyectando en torno a los problemas de nuestro universo. Y es obvio que tiene que ver con que su pensamiento está marcado por la forma en que se vive desde el sur latinoamericano”.

En su intervención, explicó que una de las biógrafas de Francisco destaca que este hombre habla fuerte y claro, y que ha puesto el evangelio en su sitio. “Desde ese punto de vista genera muchas simpatías y toda la atención mediática”.

Por lo tanto, alegó, se parece a nuestro continente y mucho de lo que defiende tiene que ver con lo que se ha defendido desde esta orilla por tantísimos años.

El periodista Oliver Zamora hizo énfasis en el contexto internacional en el que se dará esta visita, cuando las crisis se reflejan en migraciones, en la desigualdad extraordinaria, no solamente en América latina, sino en Europa. “Hay, además, una crisis del medio ambiente, a lo cual se ha referido en estos años de pontificado, y va a llegar a un país donde se han puesto en práctica las posiciones que él ha asumido”.

Cuba, dijo, vive un proceso de transformaciones en lo económico y lo social. “Y cuando hablamos de un socialismo perfectible y sustentable, se habla de un país que va en función de la familia. También estamos en un momento en el que estamos viviendo un proceso novedoso en política exterior, en un acercamiento largo y lleno de obstáculos con Estados Unidos, en el que Francisco no ha sido mediador, pero sí lo ha apoyado. Porque Su Santidad ha sabido interpretar a América Latina y también a Cuba”.

La tercera visita de un Jefe Supremo de la Iglesia Católica en los últimos 16 años, según destacó la periodista Magda Resik, coincide con el año 80 de las relaciones ininterrumpidas entre la Santa Sede y Cuba.

El domingo 20 de septiembre llegará a la Plaza de la Revolución José Martí a la altura de las 8 y 20 de la mañana, y luego de un recorrido entre los feligreses, oficiará la Santa Misa.

Rosa Miriam Elizarde comentó que Francisco habla de que su iglesia es un hospital de campaña, abierto a todo el que esté desvalido y reacciona frente a la soledad.

El periodista Oliver Zamora hizo énfasis en el contexto internacional en el que se dará esta visita, cuando las crisis se reflejan en migraciones, en la desigualdad extraordinaria, no solamente en América latina, sino en Europa.

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